• 1 •

320 34 11
                                    

═══════ • ❀ • ═══════

❀ ═══════ • I • ═══════ ❀

═══════ • ❀ • ═══════

Su cuerpo salió disparado hacia atrás hasta chocar contra el robusto tronco de un árbol después de recibir de lleno el golpe de su mentora. El aire salió de sus pulmones con violencia antes de caer al piso como una muñeca de trapo, luchando por respirar.

—Ponte de pie —ordenó la mujer con voz imponente, demostrando que no le tenía piedad. Ella no la necesitaba de todos modos—. Si esto es todo lo que tienes para ofrecer, ¡no me hagas perder el tiempo!

—Aún no... —murmuró la chica en el suelo.

Ella apretó sus dientes fuertemente, aguantando el dolor de su cuerpo mientras se ponía de pie de forma temblorosa. Sus músculos gritaban por el esfuerzo ejercido, por el maltrato recibido, mas haría oídos sordos a sus súplicas de descanso. Todavía tenía más por hacer, no podía rendirse tan fácilmente. Tenía que fortalecer su cuerpo para que estuviera a la par de su sólida determinación.

—¡No te oigo!

—¡Aún no he terminado! —gritó con renovada convicción.

Arremetió contra su mentora una vez más, con sus ojos brillando con el objetivo que la hacía levantarse y continuar. La mujer voluptuosa sonrió con el orgullo inundando su pecho mientras sus puños se volvían de un negro metálico, lista para continuar con la sesión de entrenamiento.

• ────── ❀ ────── •

En las ruinas del reino de Shikkearu, en la isla Kuraigana, se estaba librando una gran pelea entre la niebla nocturna.

Roronoa Zoro frenó la gran espada de su adversario justo a tiempo antes de que alcanzara a cortarlo en su costado desprotegido, acto seguido repelió el ataque al empujarlo con su fuerza y contraatacó rápidamente con sus propias katanas. Posicionó sus armas para realizar una de sus técnicas especiales para tomar ventaja, sin embargo, fue rápidamente contrarrestado con una copia de otra de sus propias técnicas por parte de los enemigos. Logró esquivar el ataque a tiempo, pero era claro que aún no podía seguir los rápidos movimientos tanto como él quisiera; debía aprender la técnica de observación —el kenbunshoku haki— cuanto antes o sus peculiares oponentes lo sobrepasarían en cualquier momento.

Los humandrills eran una especie peculiar de babuinos que habían aprendido a imitar a los humanos. Si vivían cerca de humanos pacíficos, ellos serían pacíficos; si vivían cerca de humanos violentos, ellos los imitarían. Hace algunos años, en la isla Kuraigana, donde vivía un grupo de esta especie, ocurrió una gran guerra que acabó en la ruina del reino. Al presenciar tal grado de violencia de parte de los humanos, los humandrills aprendieron a usar armas y se convirtieron en bestias sanguinarias; eran los guerreros del bosque.

Estos guerreros eran los adversarios de Zoro desde que había comenzado su intensivo entrenamiento, con quienes no podía darse el lujo de relajarse ya que si lo hacía perdería la vida bajo sus propias técnicas imitadas por los babuinos.

Sentado en lo alto de un escombro que antaño había formado parte de la pared de una torre, "Taka no me" Mihawk observaba la batalla de su —por el momento— pupilo.

Seis meses habían transcurrido desde que el joven pirata le pidió que le enseñara a ser un mejor espadachín, dejando de lado su orgullo y humillándose ante su enemigo al rogar por aceptación. A pesar de que al principio había tenido grandes expectativas sobre el muchacho y se había dejado eclipsar por sus valores como espadachín, verlo postrarse ante él lo había decepcionado. Su insistencia y determinación lo hicieron reflexionar sobre qué lo motivaba a comportarse así, y cambió de parecer cuando finalmente llegó a la conclusión de que lo hacía para volverse fuerte por alguien más.

Christmas IslandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora