1. El examen

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1. El examen

Al parecer en la universidad, sacar 9.4 no era calificación suficiente para salvarte de hacer un examen ordinario.

Al parecer haber aprobado todos los exámenes pero ser una miedosa para las participaciones te condenaba a presentar un examen ordinario de tres horas.

«Vaya defecto el mío».

Cuando lo único que quería era irme a descansar, la universidad me obligaba a presentar un examen en mi primera semana de vacaciones.

Pero, entendí que no era la única persona privada de su libertad cuando la biblioteca estaba tan viva como en días anteriores.

Mi cabeza estaba metida entre libros, literalmente, mientras intentaba alcanzar un pequeño ejemplar que algún inteligente había escondido en el fondo del librero.

Mis dedos intentaban llegar hasta él, que estaba atorado entre otros más, cuando por un pequeño orificio vi un iris verdoso observándome. Bueno, observando el libro.

— ¿Qué intentas hacer? — preguntó con curiosidad.

Su voz me hizo tragar saliva, me dejó nerviosa y sin palabras. Era la primera vez que la escuchaba hablar, de hecho, era la primera vez que me dirigía la palabra.

—Necesito ese libro— lo señale con la punta de mi dedo.

Ella enchino un poco la mirada, como si me estuviera juzgando, y sin dejar de verme quitó con facilidad aquellos libros que me estorbaban y que, además, le cubrían el rostro.

La reconocí a primera vista, aunque no la conocía. Bueno, en realidad reconocí a una extraña de la que no sabía el nombre y solo conocía la cara.

Era extraño.

«Tan extraño».

Lo sacó con facilidad y yo me quedé con la mano estirada y la cabeza zambullida entre los libros.

Cuando me di cuenta de que ella lo tenía, me moví tan rápido que terminé golpeándome en la cabeza.

Maldije por lo bajo, pero me dispuse a rodear el librero para conseguir aquel ejemplar del que solo necesitaba unas cuantas palabras.

—Hola— dijo, cuando me vio llegar. Estaba recargada en el librero con aquel tomo azul en sus manos y el cabello largo cayendo por sus hombros— ¿Tienes examen de aeropuertos o por qué razón necesitas un libro así?

—No es de aeropuertos— respondí, avergonzada—. Es de servicios de viaje.

— ¿Estudias turismo? — sus cejas se alzaron cuando lo preguntó.

—Sí.

Odiaba admitirlo porque odiaba estudiarlo.

— ¿Me lo das? — agregué, extendiendo la mano.

—No veo para que me pueda servir— ella respondió, ofreciéndomelo.

Hice el amago de tomarlo cuando con toda la intención de molestarme ella lo alejó.

— ¿Cómo te llamas? — preguntó de repente.

Fuimos amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora