Una fina línea entre sus cejas y una mirada que vagaba por mi cuerpo. El quitaba con agilidad mis manos de cualquier inhesión contra sus toques. Sus gruñidos llegaban a mis oídos como ráfagas de viento, erizándome los vellos, haciéndome sediento a él. Éramos un desastre de sensaciones, el alcohol rugía entre la sangre bajo nuestras pieles orillándonos al extasis.
El hombre comenzaba a jadear con desespero, pues el orgasmo no tardaba en aproximarse, tensando nuestros cuerpos enteros. Sus gemidos cada vez eran más y más persistentes, su boca estaba cerca de mi oído, yo me sentía en el cielo escuchándolo. Meneaba esa firme cadera de atrás hacia adelante para brindarme el mejor de los orgasmos, como respuesta yo gemía entre el placer que empapaba mi sistema y apretaba con mi cavidad anal su gruesa hombría. Estaba satisfecho de ver cómo su rostro se iba deformando y sus ojos poco a poco comenzaban a cerrarse entre los espasmos, su semen llenaba mi interior.
De pronto despierto desconcertado, miro por debajo de mi ropa interior y me encuentro con una ereccion matutina, de nuevo he tenido un sueño húmedo recordando aquella noche en la que estuve bajo los brazos de un apuesto hombre, no recuerdo su rostro, mucho menos su nombre, sólo se que se trataba de un oficial.
.
De pie, justo al frente de la puerta una gota de sudor resbalaba por su colorida mejilla, debía controlar sus nervios si quería impartir una buena presentación.
—Min yoongi, ¿correcto? —luego de recibir un asentimiento como respuesta, la mujer continuó la caminata hasta llevarlo al despacho. —He leído su curriculum y quedé fascinada.
—¿De verdad?
—Por supuesto que no. No tiene ningún curriculum, se nota que jamás ha tenido un trabajo estable.
—En realidad nunca he trabajado, señorita.
Aquellas palabras sorprendieron a la mujer. Tanto que abrió sus ojos de par en par y golpeó la mesa con una desesperación notable. No había rastro de tranquilidad en ella, el la absurdidad del chico la sacó de quicio, era tan irracional.
—Ah claro, por eso viene a pedir trabajo como niñero de la hija del hombre más importante de todo Seúl. ¿Cómo se le ocurre semejante barbaridad? No tiene experiencia alguna de cómo trabajar, mucho menos de cómo cuidar a una niña.
—Señorita, yo cuidaba a mis sobrinos cuando eran unos bebés. ¡Claro que tengo experiencia cuidando niños! —exclamó —Escúcheme, ¡papá me tacha de inútil y mantenido! Necesito hacer que cambie de opinión, quiero cubrir mis gastos por mi propia cuenta y luego ir a presumírselo! Tiene que tomarme en cuenta, se lo pido.
—Lo siento joven, pero si no tiene reseñas no lo podemos contratar. El señor de esta casa es muy estricto en cuanto a los cuidados de su hija, ¿cómo la dejaría a cargo de un inexperto?
—Por favor señorita, necesito ese trabajo. La niña estará en buenas manos, ¡incluso puede hacerme un par de pruebas y le juro que cambiará de opinión.
—Que pena, lo lamento, no quiero que el señor jeon me eche por contratar a un novato.
.
La luz solar golpeaba intermitente en su perfil mientras la angustia destilaba de sus poros y su mirada recorría la lujosa recámara en la que se encontraba. Siendo erradicado de la profundidad de sus pensamientos se giró hacia la puerta, cuya crujió anunciando la presencia de alguien completamente desconocido para el.
Zapatos de charol y traje negro, un rostro sombrío sin mucha emoción. Los ojos de ese de hombre eran un par de lagos inmensos en medio de aquella cara de marfil, yoongi percibió su carácter de superioridad proyectada.
Observó su anillo de oro puro con caligrafía incrustada, sus manos estaban envueltas alrededor de una taza de té caliente que dejó en la mesa luego de adentrarse al despacho. Bajo esa intensa mirada, esperaba que en cualquier momento lo despellejara vivo.
—¿Cuál es tu nombre?
—Min yoongi.
—¿El novato que quiere jugar con la seguridad de mi hija? Ruby me ha dicho que no tienes referencias de trabajo, ¿cómo aspiras que te contrate?
—No pretendo jugar, señor. Solo estoy sumamente interesado en obtener el puesto, tengo experiencia cuidando a niños pequeños —respondió mientras daba un respiro hondo. —Le imploro que me tome en cuenta, prometo cuidar bien de su hija.
—Te miras muy necesitado, ¿debería darte una oportunidad? Pero ¿qué podría esperar a cambio de un niño de quince años?
Su mirada destiló un brillo desbordante de ilusión pura, ese tono acaramelado en los ojos del joven resplandeció justo después de unir mirada con el hombre mayor y ver cómo este lo observaba con un tanto de pena, debía verse patéticamente urgido. Yoongi trató de mover la cabeza para huir de esa frígida mirada, pero un acercamiento del varón lo obligó a permanecer inmóvil en su asiento. Pronto los aleteos de su corazón se trasladaron a su cabeza acentuándose a cada segundo insistentes, nervioso por la cercanía.
—No tengo quince años, cumpliré los veintidós en cuatro meses señor.
—Llámame Jungkook, no hace falta tanta formalidad —pidió mientras una socarrona sonrisa adornaba su rostro.—Si tanto es tu interés por el trabajo, permitiré que vengas mañana a primera hora a cuidar de mi hija. Mi vuelo sale a las once de la noche, tendrás dieciséis horas para demostrarme en qué tanto puedo confiar en ti.
Pronto el mayor recargó las palmas de sus manos sobre el escritorio y balanceó suavemente su robusto cuerpo hacia el frente para mantener con él, una escasa distancia que le permitiría entablar una buena conversación, seguramente burlándose del jovenzuelo.
—Nos vemos mañana sobre las seis, min.
—¡Por supuesto! Estoy tan agradecido con esta oportunidad, prometo no fallarle señor.
Por primera vez yoongi logró desprender aquel aire que tenía acumulado en su pecho de un largo exhalo donde la tensión lo abandonaba de inmediato. Mañana sería un gran día, debía prepararse para no equivocarse hasta en lo más mínimo.
ESTÁS LEYENDO
oficial © kookgi
FanfictionAntes de tocar la primera puerta en busca de un empleo al ser enfrentado a un problema financiero urgente que amenaza la relación con su padre, min yoongi cae ante los encantos de un oficial. Decidido a convertirse en un hombre independiente y demos...