One-shots Rubegetta Family

El gato

POV: Narrador

Un niño pelinegro de no más de 10 años se encontraba caminando rumbo a casa con su espada obsequio de su padre de ojos violetas o como el mismo le llamaba "papá vege". Un sonido logró captar su atención. Este parecía provenir de un pequeño basurero no muy lejos de donde se encontraba así que emprendió camino hacia allí con sus pequeñas orejitas de oso guiándolo. Al llegar pudo distinguir casi al instante una figura pequeña de lo que parecía ser un gatito. Este estaba bastante desnutrido y parecía maltratado. Era de color blanco pero no se distinguía tanto debido a la suciedad que llevaba.

-Hola amigo-le murmuró suavemente el niño tratando de no asustar al felino-¿Estás bien?- Suavemente se iba acercando tratando de hacer al gato entrar en confianza- Dios Iván que pelotudo que sos obvio que no esta bien- Se auto respondió el menor

Cuando el animal se relajó, el niño finalmente lo acarició un poco logrando hacer al felino ronronear

-Pobre, ¿debiste haber pasado mucho frío no?- siguió acariciando al gatito compadeciéndose de lo que probablemente haya tenido que pasar el pequeño animalito y sintiendo como cada vez el animal entraba más en confianza- ¡Ya sé! ¡Te llevaré a casa conmigo! Dios, que inteligente que sos Iván-

Se dijo a si mismo con una gigantesca sonrisa por su "gran" idea. Dispuesto a cumplirla abrió la mochila que llevaba y con cuidado colocó al gato en su interior dejando un espacio antes de cerrarla para que el felino pudiera respirar.

El peso no era mucho y con la emoción que sentía por cumplir su "misión" era inexistente. Al llegar a su destino se sorprendió al ver que sus padres no se encontraban allí
"Tal vez salieron un momento" fue el pensamiento del menor antes de encaminarse a lograr su cometido

Tomó uno de los platos en los que comía su cereal de desayuno y le sirvió un poco de leche al gatito quien agradecido y sobre todo hambriento se apuró a terminar de beber la leche. A todo esto el niño observaba con gran felicidad al minino sintiéndose un héroe por haber salvado al pequeño animal y haberlo alimentado.

Sin saber con el tiempo que contaba antes de que sus padres llegaran el pequeño corrió a darle un baño al felino, cosa que por cierto no fue un momento tan agradable para el animal puesto que le recordaba a las fuertes lluvias que había tenido que soportar por no tener un techo en el cual protegerse. Al terminar el pelaje del animal volvía a tener su color blanco característico haciéndolo lucir precioso.

-Mm...siento que falta algo- Mencionó el niño en voz alta- ¡Si eso es! ¡Te hace falta un nombre!- En ese momento su cabeza comenzó a buscar nombres para el animalito que tenia al frente- Creo que podría llamarte...¡Botas!, si ya se que no eres un mono pero es tierno ¿no?- se cuestionó el menor observando al gato quien no tenía ni la más mínima idea de lo que sucedía- ¿Nieve? no, muy cursi...-

Después de decir nombres al azar por alrededor de 3 a 5 minutos se estaba quedando sin ya se estaba quedando sin ideas y al gato parecía no agradarle ningún nombre o eso pensaba el niño, en realidad el gato estaba más empeñado en lamer su pata que en escuchar a su rescatista decir nombres al azar- ¿Molly? no tampoco... ¡Pelusa!- En ese instante el gato soltó un pequeño maullido debido a un ruido que escuchó en la sala- ¡Si, Pelusa! ¡Es perfecto!

-¡Iván, ya llegamos!- se escuchó en la sala de aquella casa, oh no, sus padres habían llegado y el estaba tan entretenido con cuidar al gato que no había pensado en que le diría a sus padres. Abrió sus ojos con sorpresa al darse cuenta de su "pequeño" error.

-¡Debes ayudarme Pelusa! ¡No hagas ningún ruido en lo que yo los convenzo! ¿Okay?- Dijo el menor hacia el gato quien simplemente volvió a su labor de lamer su pata. El niño por su parte se tomó esto como un si y salió nervioso en busca de sus padres.

-¡Estoy aqui pá!- Mencionó llegando junto a los mayores quienes lo abrazaron e iniciaron una conversación.

Hablando con sus padres había olvidado por completo el tema del felino hasta que escuchó un maullido proveniente de la puerta de la habitación en la que se encontraban.

-¿Es eso un maullido?- Cuestionó su papá vege y automáticamente miró hacia donde provenía el ruido encontrándose con aquel gato de pelaje blanco- ¡Iván Raúl Dobluque! ¿Quisieras explicarme el por qué de la presencia del gato aquí?-

Su otro padre miraba atento, esperando el regaño que le llegaría al menor por haber llevado a aquel animal a casa sin autorización

-Es que...¡Lo vi allí abandonado y triste! ¡No podía dejarlo así!- Sus ojos se llenaron de lágrimas- ¡Pobrecito!-

Samuel suspiró tratando de calmarse, sabía bien lo que su hijo estaba tratando de hacer como también sabía el gran corazón que tenía su pequeño.

-Debiste preguntarnos primero Iván- Respondió el mayor.

-¡Pero ustedes no estaban en casa!- Se defendió nuevamente el niño

Samuel sabia que Iván tenía razón así que simplemente lo dejó pasar por esta vez

-Esta bien, tienes razón peque. Dormirá aquí y mañana lo llevaremos a un refugio donde lo cuidarán bien no te preocupes- Ante lo último el niño abrió enormemente sus ojos dispuesto a protestar lo dicho por su padre

-¡Pero yo quiero quedármelo! ¿Por qué no nos lo podemos quedar?-

-Iván, tu padre y yo trabajamos mientras tu estás en la escuela, ¿quien cuidará del gatito mientras?- Le contestó con paciencia el mayor

-¡Mis tíos pueden cuidarlos hasta que alguno de ustedes salgan de trabajar! ¡Porfa di que si! Ya hasta papá Rub se encariñó con él- Y el menor no podía estar más en lo cierto respecto a lo último mencionado. En una esquina de la habitación yacían Rubén y Pelusa, el último siendo mimado por el humano, totalmente ajenos a todo lo mencionado por los otros dos

Finalmente su padre accedió con la condición de que el también ayudaría a cuidar del pequeño gatito al llegar de la escuela y que esto no interferiría en sus notas escolares.

Así fue como Pelusa pasó a ser parte de aquella hermosa familia, siendo amada y mimada por los tres miembros de esta.