Park Jimin, un chico solitario y con severos problemas mentales, vive en un mundo en su cabeza donde todos le mienten, encontrándose con voces distorsionadas que lo llevan a la locura una y otra vez sin cesar. Queriendo escapar de aquella oscuridad...
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Al día siguiente.
El rubio llego al lugar sin ser visto, para encontrarse con Kim y otras personas totalmente desconocidas.
—Bien. —miro al moreno.
—Hablé acerca de lo que tienes planeado Jimin... Y al parecer nos ayudarán, claro... Tenemos que darles algo a cambio, ya sabes de qué hablo. —el rubio asintió para mirar a los otros tres chicos.
Dinero... Era lo que pedían, que para el rubio no era tan difícil, no le interesaba lo que ganará, solo quería destruir a sus padres.
—Bien... Eso no es problema. —afirma de manera severa.
—Eso me gusta, el muchacho es maduro... —habla de manera burlona un chico de cabellera rubia -algo larga-, y ojos pequeños.
—Cierto, o solo se hace el fuerte. —rie algo burlon el castaño.
—Hyunjin, Minho, cállense. —habla el chico de pecas con acento australiano.
El rubio los miro con indiferencia.
—Okey. —rueda los ojos el moreno— Ellos son Hyunjin, Minho y Félix, los dos primeros pueden ser algo irritables... Pero te acostumbras.
—¿Nos llamaste irritantes? —se hace el indignado el de pequeños ojos.
— Un gusto, Jimin. —hace una pequeña reverencia.
—Oh, que nombre... —se burla algo bajo para reír el de cabellera oscura.
—Bien, puedes contarnos el plan... —menciona el rubio con voz grave.
El joven asiente para proceder a hablar de lo que tenía en mente.
(...)
El moreno lo observó sorprendido.
—¿Estás seguro que funcionará...?
El contrario asiente.
—Solo tendremos que ir hasta el banco... Ellos tienen todo allí.
—Bien, entonces tendríamos... ¿Qué? —esperaba una respuesta el australiano.
El rubio suspiro.
—Bueno... Ustedes fingiran que están asaltando el lugar. Mientras yo estoy adentro.
Se miraron entre si para asentir.
—Okey, aceptamos. Pero... ¿Cómo harás para hackear las cuentas? —pregunta el castaño.
El rubio suspiro.
—Bueno... Eso no lo he pensado, ¿Alguno sabe hackear?
Los cuatro se miraron para sonreír. El joven los miro confundido.
—¿Bien...?
—Bueno... Tenemos a alguien en mente que podría ayudar. —menciona uno de ellos.
