31/12/2022
— Rosé, ¿podrías venir conmigo un momento a la terraza por favor?— preguntó la castaña.
— Claro Nini.— respondió la rubia acompañando a la mayor a la terraza.
— Bien, ¿para qué me trajiste?— cuestionó ahora la menor.
— Tengo un regalo para ti— sacó los brazos de su espalda y le extendió a la más alta una pequeña libreta rosa palo liso con un pequeño moño rojo pegado en una esquina de la portada— ábrelo y léelo.— ordenó con voz suave.
La contraria obedeció, tomó la libreta en sus manos y comenzó a leer página por página, dándose su tiempo a leer con detalle. Una vez que terminó de leer cerró el cuaderno y miró a la castaña.
— ¿Es ésto cierto Jennie? ¿Estás enamorada de mí?— preguntó seria la australiana.
— Desde el primer día. Creí que era porque eras mi primer amistad desde que entré a la preparatoria pero al pasar el tiempo supe que lo que siento... Era amor.— habló delicadamente la coreana.
— ¿Entonces, has estado enamorada de mí desde hace tiempo?— susurró bajo, lo suficientemente audible para Kim.
— Sí. Adoro ver tus mejillas rellenas al comer, tu hermoso cabello ondear con el viento, tus mejillas sonrosadas al hacerte cumplidos, tu concentración en el espejo de mano al ponerte gloss en esos carnosos y aterciopelados labios que tanto anhelo probar, el como el mundo desaparece para ti al tocar música. Amo todo de ti, Rosé, te amo ¡Park Rosé yo te amo! Y aunque no sea correspondida no quiero que eso cambie algo entre nosotras.— terminó con una lágrima rodando por su mejilla.
— ¿Que si no eres correspondida? Desde la primera vez que te ví el primer día de clases me llamaste la atención, adoro acariciar tu rostro con mis labios, verte tan alegre al rapear, tus gestos al contarme alguna anécdota, oler tu bello perfume de rosas y chocolate que le trae tanta calma a mi corazón, ver como te asustas y te acurrucas a mi lado cuando vemos una película de terror, tus mejillas rojas al besarlas, verte recién levantada. ¡Kim Jennie, te amo como no he amado a nadie!— dijo acercándose lentamente a la mencionada.
— Rosie, te amo.
— Te amo, Nini.
Y con eso sus labios se juntaron en un beso mágico a la luz de la Luna y las estrellas, siendo su diario mutuo de amor.