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Tzuyu sintió su corazón romperse a pedazos al encontrar a quien se suponía era el amor de su vida con otra persona en la misma cama donde ella dormía.

Su prometida trató de hacer que se quedara mientras ella tomaba su ropa y la guardaba en una maleta.
Tzuyu no escuchaba nada de lo que decía la mujer que la traicionó, todo lo sentía muy confuso, solo podía ver sus lágrimas caer.

Tomó el primer taxi que vio y empujó a su ex prometida, quien la sostenía con fuerza.

"Al aeropuerto" fue lo único que pudo formular.

Estando en el aeropuerto, tomó el primer vuelo, el cual se dirigía a Tailandia.


Tzuyu caminaba sin rumbo por las calles de Tailandia, se arrepentía de haber sido tan impulsiva. Ni siquiera entendía el idioma y ahora estaba varada en un país extraño.

Entró a lo que le parecía un bar y se acercó a la barra. 
Después de decirle con señas al bartender y que este le entregara la bebida que quería. Tzuyu agradeció que al menos eso le saliera bien.

Se dio la vuelta para quedar en dirección a la pista de baile, todas esas personas parecían disfrutar la vida tanto que le dio una pizca de celos. 

Entre tanta multitud, algo captó su atención, mas bien alguien. Una chica se encontraba en el centro bailando sola, moviendo su cuerpo a los lados, cómo si no le importara el mundo.

Tzuyu sintió una descarga recorrer todo su cuerpo en el momento que sintió que los ojos de aquella chica la miraban fijamente. 

Ella solo apartó la vista y en cuánto la levantó pudo darse cuenta de que la chica ya no se encontraba en la pista. 

Al girar a la izquierda pudo percatarse que estaba a su lado y abrió los ojos con asombro.

—No eres de por aquí, ¿cierto? —fue lo primero que dijo la extraña, mientras bebía una cerveza—, se nota cuando eres extranjera deberías tener cuidado —extendió su mano hacia la contraria—. Soy Jihyo. 

—Tzuyu, ¿De dónde eres? ¿Cómo sabes que hablo chino? 

—Soy de corea, estudié idiomas y te vi mientras intentabas hablarle en chino al bartender —respondió con una risita—, me di cuenta de que me has estado observando. 

—Lo siento, no quería hacerte sentir incómoda —expresó con vergüenza. 

—No tengo problema en que chicas lindas como tú me vean —la coreana le guiñó un ojo—, salgamos de aquí. 

Tzuyu solo asintió y Jihyo tomó su mano para guiarla.

Se sentía que habían caminado horas, pero a Tzuyu poco le importaba.
Se detuvieron en un puesto ambulante y Jihyo pidió comida para ambas.

—Y bien, ¿Qué haces aquí? Te veo tan perdida. 

—Yo no lo sé, solo quería escapar ¿Y tú?

—Igual, mi mejor amiga se va a casar y sé que debería estar feliz por ella y lo estoy es solo que no puedo evitar sentirme triste —suspira—, la he amado la mitad de mi vida y me rompe el corazón saber que estará con alguien más.

—Mi prometida me fue infiel. Quería darle una sorpresa, salí temprano del trabajo, pensaba llevarla a cenar. Me dolió tanto encontrarla en nuestra cama con otra mujer, mi mundo se cayó a pedazos y ahora estoy aquí —rio—.

—Al menos no estoy sola en esto—Jihyo se recargó en el hombro de Tzuyu y entrelazo su mano con la de ella —, No crees que merecemos olvidar o al menos solo por esta noche.

Únicamente necesito un asentimiento de parte de la taiwanesa para que la contraria la guiara hacia ningún lado.



Al pasar por una discoteca, la coreana tomó las manos de la chica.

—Bailemos.

—¿Aquí afuera? —la miró con confusión.

—Sí, siempre he querido bailar bajo la luz de la luna.

La contraría aceptó, llevó sus manos a la cintura de la coreana y comenzaron a moverse lentamente.

Estando con aquella extraña, Tzuyu sintió que todo era posible, incluso olvidar. 

Para ella, Jihyo era un alma inefable, le transmitía tantas emociones indescriptibles a pesar de que la había conocido unas horas antes.



—¿Te gustaría ver el amanecer? Conozco un buen lugar.
—Me encantaría.

Entraron a un hotel y la llevó hasta la azotea de este.

—Me hospedé en este sitio porque dicen que aquí se ven hermosos los amaneceres.

Se sentaron en el suelo y esperaron a que comenzara a salir el sol.
—¿Piensas que algún día nos volvamos a enamorar de nuevo? —preguntó Jihyo observando el cielo.
—Lo creo —respondió Tzuyu mientras la miraba.

Al final de todo no fue una mala idea ir a Tailandia.


Midnight MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora