Lo más seguro que Ni-ki haría ahora mismo sería abrazar a esa cosita hermosa y jamás soltarlo mientras dejaba besos por todo su rostro.
¿Y como no hacerlo? si desde que lo vio fue lo más hermoso que conoció, estaba claro que aquel chico tenía a Ni-ki a sus pies, todos lo notaban y no podían sentirse celosos al ver que el chico más popular de la universidad estaba echando ojo al nuevo alumno.
Kim Sunoo se llamaba el chico más dulce, amable, inocente y tierno de toda la universidad. Este siempre vestía de colores pasteles dándole vida a su personalidad, irradiaba una gran belleza y siempre daba amor a todas las personas sin importar si eran desconocidos o apenas los conocían, nunca le deseaba el mal a las personas. Eran tan apachurrables aquellas mejillas esponjosas hasta dejarlo rojizas.
Estaba más claro que Ni-ki estaba que moría por hablarle, su felicidad fue grande cuando este le hizo caso y aprovechó la oportunidad de invitarle una cita, mayormente las personas se tiraban a Ni-ki pero con Sunoo fue diferente, no pasó nada de eso, al contrario, Sunoo solo le sonreía y lo trataba con mucho cariño, sus conversaciones eran triviales ya que de todas maneras Ni-ki quería conocer la vida del pequeño que robó su corazón y vaya que lo logró.
Los papás de Sunoo lo dejaron al saber que este era gay, pero su hermano mayor también se fue con este porque no podía dejarlo solo ni mucho menos en la calle donde hay gente mala, ambos hermanos pudieron salir adelante juntos ya que por las tardes ambos salían a trabajar y Sunoo se sentía orgulloso de ser alguien mejor en la vida y no quedarse atrás, porque si le dolió que sus papás lo rechazarán pero eso no le afectaría ya que después de todo sabía que esto pasaría, con la ayuda de su hermano pudo salir adelante y ahora estaba estudiando para poder tener una carrera decente.
Ni-ki solo abrazó al menor contra su pecho ya que este lloró desconsoladamente porque de todas maneras extrañaba a sus papás.
Ni-ki sabía que Sunoo era como una flor, si lo cuidabas y le dabas el amor que merece este siempre lucirá hermoso y con vida.
Lo que aprendió de Sunoo fue que apesar de sufrir por el rechazo de sus papás y algunos maltratos de sus compañeros, este siempre sonreía y jamás borraba su sonrisa.
Sin duda amaba esa hermosa sonrisa que lo dejó sin hablar, amaba demasiado a ese pequeño ser.
Por ahora solo eran amigos ya que Ni-ki no quería apresurar las cosas y mucho menos asustar a Sunoo.
Solo un poco más y Sunoo sería suyo, le daría el amor que merece, lo reclamaría como suyo, poseer cada rincón de ese hermoso cuerpo y besarlo todos los días. Si, estaba loco por aquel chico de mejillas abultadas.
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