Al día siguiente había descanso de los partidos del mundial y tal y como quedamos esa noche también dormí en su casa, esta vez me levante tarde, ya que me dijo que no me preocupara de nada. Cuando me levanto, esta él sentado en las banquetas de la cocina con el ordenador, cojo una manzana y le doy un bocado bajo su atenta mirada
T/N: ¿Pasa algo?
JUNGKOOK: Vamos a entrenar, ponte ropa deportiva y ven a la sala de abajo
No dice nada mas y desaparece de la cocina. No entiendo porque, pero le hice caso y al abrir la puerta, había un gimnasio enorme con un montón de maquinas y al final una sala preparada para practicar boxeo
JUNGKOOK: Ven – me acerco hasta donde esta y el me coloca mirando al espejo – Te voy a enseñar a defenderte – le miro extrañada – Las áreas importantes son Barbilla, nuez, estomago – me estremezco un poco cuando su mano se acerca a mi – Y genitales – al bajar su mano un escalofrió recorre toda mi piel – esa son las partes que tienes que recordar
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T/N: De acuerdo
JUNGKOOK: Ahora vamos a comprobar como boxeas – empiezo a dar golpes contra su mano hasta que me agarra de la muñeca y me hace un placaje –
T/N: Eyyy sueltaa
JUNGKOOK: Tienes que ser más rápida
T/N: ¿Quieres que sea más rápida cuando no sé qué vas hacer?
JUNGKOOK: Eso es factor sorpresa
T/N: Ya veo... – volvemos a posición de boxeo y vuelvo a pegarle con mi puño contra sus palmas, esta vez iba a dar yo el factor sorpresa, agarro su muñeca y le aplaco contra el suelo – Te he tirado – aplaudo –
JUNGKOOK: Muy bien, eres mejor de lo que esperaba
T/N: No me infravalores señor – me pongo encima de él y juego como si le pegara pequeños puñetazos – Soy muy buena – para mi mano, mi cuerpo se vuelve a estremecer –
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JUNGKOOK: Si, pero no lo suficientemente buena
Me abraza y gira quedando el ahora encima de mí, siento como toda mi piel se va erizando y siento un escalofrió dentro de mí. Su sonrisa me estaba matando y su cuerpo desprende mucho calor, pero creo que el mío también, lo único que oigo ahora mismo es el sonido de nuestras respiraciones que se van agitando cada vez más. Baja su cabeza hacia mi cuello, siento sus labios posarse sobre mi piel, cierro los ojos por el placer que me ha dado aquella pequeña acción. Vuelve a levantar su rostro y nos miramos, esta vez no hay sonrisa en él su mirada se ha vuelto traviesa y no puedo despegar mi mirada de sus labios carnosos.
