<Ao'nung>

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La bestia no podía ser tan mala...¿verdad?

Agarré mis armas y me encaminé hacia mi ilu, de paso vi a neteyam, a quién le guiñé el ojo. No podía negar que me mataban los nervios, pero morir en batalla no era una opción. No podía permitir que la muerte de personas que consideraba familia fuera en vano, mi madre se prometió vengar a sus amigos pero al estar embarazada no podía ir a la batalla, quedaba yo para hacerlo en su nombre, claro que mi padre quería ir solo y así no arriesgar a su familia, pero no soy de cambiar mi opinión facilmente.
Solo tenía que ver el lado bueno de todo esto: si derrotabamos a la bestia la pezca mejoraría, ni sokka ni bibi crecerían con rencor por la muerte de sus padres, podría tener mi primer tatuaje de batalla y regresaría para estar en paz junto a neteyam.

Todos esos pensamientos vinieron a mi mente cuando atravesabamos el arrecife, sin embargo no podía cambiar de opinión, debía enfrentar mis nervios.

La misión no tenía una duración exacta, ya que la bestia podía no aparecer, pero nuestros exploradores la tenían vagamente localizada. La última vez que se vio, nadaba en dirección a las islas del norte, el camino hacia esas islas era largo, por lo que dedujeron que la bestia no había llegado hasta allá. Otra información que nos dieron era que el animal nadaba lento, pero tenía rapidez en el ataque y defensa, ella nadaba lento para guardar energía en caso de batalla, era muy inteligente...me recordó a neteyam.

Iremos en dirección al norte por las corrientes frías— ese era el mejor método para avanzar sin cansar demasiado a los ilu.

Bien muchachos, iremos por las rápidas!— gritó la mano derecha de mi padre.

Las corrientes frías o "rápidas" como le decían los guerreros, normalmente iban hacia norte si estaban en el sur o viceversa, se juntaban en el centro del mar sin cambiar su dirección, pero las corrientes cálidas iban de este a oeste sin importar la ubicación (sur o norte).

Al ir por las corrientes frías facilitaríamos el viaje a nuestros ilu, disminuiríamos su trabajo al estar siendo impulsados por la corriente.

Hijo ¿Cómo vas?— preguntó mi padre luego de unas horas de viaje.

Bien, con hambre— el se echó a reír.

Más allá descansaremos y comeremos— gracias a Eywa por eso.

La bestia está muy lejos?

No, sigue en nuestro territorio, por lo que deberíamos encontrarnos con ella mañana a primera hora— sonará como bastante tiempo de viaje, pero nuestro territorio era muy grande.

Que bien

Seguimos platicando, el estaba feliz porque podría tatuarme, también me dijo que estaba orgulloso de mi por querer mantener el honor de los fallecidos en el encuentro con la bestia.

Paramos a descansar y a comer, ya era medio día, por suerte el calor era soportable. Uno de los hombres del grupo nos mostró una pulsera echa por su mujer y su hijo pequeño, dijo que era su amuleto de la suerte (me pareció tierno), otra mujer nos mostró sus tatuajes de batalla y nos contó como los ganó, uno de los hombres nos anunció que estaba esperando un hijo y todos lo felicitamos. Fue un momento muy emotivo y emocionante.

Navegamos nuevamente, todo estuvo tranquilo por un momento, pero al atardecer un animal nos empezó a perseguir, tenía muchos dientes y era delgado, era rápido pero su piel era delgada. Papá con su lanza le hizo un tajo a lo largo del cuerpo pero aún así no paraba, yo y otro compañero clavamos unos cuchillos en sus branqueas y por fin se quedó quieta. Fue fácil derrotarla, no soy fan de matar animales, pero nos quería comer y teníamos que defendernos.

Te veo, imbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora