Yibo miraba fijamente su taza de té, consideraba que haciendo eso el tiempo correría más rápido. No recuerda cuando comenzó a anhelar poder abandonar la conciencia de las horas, posiblemente desde que comenzaron los pensamientos de culpa. No tenían horario para dejarse oír, pero normalmente solían buscarlo cuando la oscuridad abraza su cuerpo y no existe luz que los espante.
Internamente, se repite que se lo merece, una y otra vez. Es su rutina odiarse desde que se levanta. Normalmente, consigue fuerzas para poder medio lavarse la cara, porque con el tiempo dejó de disfrutar de un buen baño. Se ve al espejo y odia lo que ve, maldice lo que ve.
Bien dicen que: Sí, la envidia es un signo de admiración. El odio es el epítome de la destrucción.
La campana de la cafetería sonó. Yibo despegó la mirada de su taza; de manera detenida vio ingresar a una hermosa familia formada por dos niños y dos hombres. Uno de ellos al que alguna vez llamó su amor eterno.
Yibo, nunca se intimida después de todo, no hay mucho que te pueda dar miedo después de estar tanto tiempo en prisión, pero justo ahora se siente como un pobre diablo. Sin el amor de Xiao Zhan no hay nada. Su conciencia poco a poco le ha ido recalcando que perdió la guerra y no tiene nada que pelear con una persona que suplanto su llanto por una sonrisa, que le dio todo lo que alguna vez quiso Xiao Zhan:
Un hogar
Una familia
Un buen porvenir
Un sentimiento de repugnancia comenzó a inundar su cuerpo. Desconoce a quién va dirigido ese sentimiento, si al hombre que está al lado de Xiao Zhan o a él por haberse permitido perderlo. Con el desastre que actualmente son sus emociones, el odio fue rápidamente cambiado por celos, la envidia comenzó a recorrer su cuerpo con solo imaginarse a ese hombre besando el suave y terso cuerpo de su exesposo.
Siempre suelen decir que, si amas a alguien déjalo ir y lo intento, intentó sentirse feliz porque al fin Xiao Zhan consiguió a alguien decente, pero fue inútil. Ahora solo le queda vivir aniquilado por el desecho, reprimido y ardiendo por los celos.
Coloca la gorra sobre su cabeza cuando ve al hombre levantarse para recoger su pedido. Cuando lo siente pasar por su costado, aprieta sus dientes para evitar abalanzarse contra él. Lo sigue con la mirada hasta la barra de atención al cliente, cuando el hombre recorre el lugar con la mirada regresa su vista nuevamente a la fría taza de té.
Le da una ojeada a la mesa donde está Xiao Zhan con dos hermosos niños y le parece estúpido como su corazón se acelera con solo verlo sonreír. La última vez que Xiao Zhan y él se vieron no estaban en la misma sintonía, Xiao Zhan le ofrecía su amistad, pero Yibo no sabía si podría ser amigo cuando su amor por él solo crece y crece. A veces siente que pudo salvar su relación, pero todo fue tan rápido como un volcán desplomándose que ni tiempo de recoger los escombros dieron.
Por alguna cosa el destino, la mirada de Xiao Zhan se une con la de él. Y detesta como las voces se callan solo con profunda mirada de Xiao Zhan odia como él tiene tanto poder sobre él. No lo soportó, se levantó de la silla de manera rápida, dejó algunos billetes y salió casi corriendo del local.
— ¡Yibo!
No, no iba a voltear. Si lo hacía, posiblemente no lo volvería a dejar ir. Un brazo lo detuvo.
El invierno nunca se había sentido tan cálido.
—Por favor, por favor déjame ir— Pidió a punto del desespero. Quería correr, correr hasta que sus pulmones y garganta quemaran.
Xiao Zhan soltó su brazo con suavidad y acunó su rostro en sus delgadas manos. Le sonreía con suavidad como si todavía ... Lo amara.
—Por favor...—Pidió nuevamente Yibo.
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Odio - (YIZHAN)
FanfictionA veces siente que pudo salvar su relación, pero todo fue tan rápido como un volcán desplomándose que ni tiempo de recoger los escombros dieron