Lɪᴛʟʟᴇ Dɪxᴏɴ /// Cᴀʀʟ Gʀɪᴍᴇs [ En Edicion]

one

[editado]
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Martes, 4:18 PM, Autopista

pov's ivy

Caminaba sedienta por una autopista, ya se me había acabado el agua hace dias, y ya habían pasado semanas desde que rondaba sola por el mundo.

El virus resultó causar que los muertos revivan, y de la única forma que puedes matarlos es dándoles la cabeza, mala suerte para mí, porque soy lo suficientemente baja como para usar un martillo y lo suficientemente idiota como para usar una pistola, aún así seguía sobreviviendo.

Mientras andaba perdida en mis pensamientos me encontré con un auto amarillo escrito y varios suministros sobre este. "Sophia, quédate aquí, regresaremos todos los días" señalaba el vidrio de este tan llamativo auto.

Decidí agarrar dos botellas de agua para luego beberlas y echarme un poco en la cabeza, me ardía de tanto sol, y no tenía gorro o pañuelo con que taparme

Cerré la botella de agua para luego guardarla en mi mochila junto a otra más, me serviría bastante.

Guarde las botellas y un par de provisiones, y me adentre en el bosque.

Caminaba muy atenta con mi cuchillo en mano, prestando atención a cada sonido y paso que daba.

Hasta que escuche un estornudo.

-¡¿Quien anda ahí?!- grite

-¡Por favor no me hagas daño!- respondió una débil voz

-No te haré daño, muestrate - ordené bajando un poco mi cuchillo al ver a una niña de pelo rubio y pecas asomarse por detrás de un árbol.

-¿Como te llamas?- pregunté guardando mi cuchillo

-Sophia- dijo a duras penas -¿Y tú?-

-Ivy, ¿quieres un poco de agua?- pregunté a lo cual ella asintió muchas veces

-Estás perdida, ¿no es así? - dije y ella abrió los ojos enormemente mientras se tomaba toda el agua que le di de un sorbo.

Al fin y al cabo es su agua.

-Si, ¿cómo sabías? - dijo dándome la botella

-Te están buscando- dije - Vi un cartel con tu nombre escrito en un auto

Mientras guardaba las botellas escuché unos ruidos en los arbustos, saque nuevamente mi cuchillo mi, y me prepare para destruirle la cabeza a el ahora si errante que saldría entre los arbustos, para mí sorpresa, era un niño, el cual al parecer conocía a Sophia, ya que corrió a abrazarla en cuanto la vio.

-¿Quien eres tu?- dijo el niño apuntandome con su cuchillo, yo empuñe el mío elevándolo intimidantemente.

-Eso diría yo- dije

-El es Carl, y ella Ivy- dijo Sophia presentándonos ambos guardamos nuestros cuchillos y nos chocamos los puños.

No me harían daño, estoy segura...

-Vamos a la granja- le dijo Carl a Sophia tomando su mano

-Ivy, ¿vienes con nosotros?- dijo Sophia

-No tengo dónde ir- dije Carl me miró de arriba a abajo, me sonrió y también tomo mi mano

-¿Cuántos años tienes Ivy?- pregunto Sophia amablemente

-Tengo diez- dije sin más, Carl me miró

-¡Genial, al igual que Carl!- dijo ella -Yo soy la más grande, tengo doce- dijo contenta

¿De dónde sacaba tanta energía?

-¿Donde estuviste?- interrumpió Carl a Sophia, ella bajo la mirada

-Me refugie varios días en una cabaña, pero muchos caminantes la tomaron hace unos días- dijo Sophia

-¿Estás con alguien, Ivy?- pregunto Carl viéndome mientras sonreía

-Estoy... sola - respondí

- Ahora estás con nosotros- dijo Sophia, le sonreí

-¡SOPHIA!- un grito desgarrador y la imagen de una mujer de pelo corto y blanco corriendo hasta mi nueva amiga la cual corría hacia la mujer, se hizo presente, Carl me sonrió.

Todos abrazaban a Sophia mientras la mujer de pelo corto le agradecía a Carl

-¿Carl? ¿Quien es ella?- dice un señor vestido de policía al lado de la señora

-Es Ivy, estaba sola, no tiene a dónde ir- dijo Carl intentando convencer a el sheriff de que se quedarán conmigo como si de un perro se tratase

Un sonido de una motocicleta llamo mi atención, entonces me voltee.

Vi a un hombre andando sobre aquella motocicleta, freno y abrazo a Sophia.

Aquel hombre, me parecía un tanto conocido.

Y hay es cuando me di cuenta que ese hombre de ojos azules enchinados, pelo marrón y algo corto era mi padre.

Mi padre soltó a la rubia, y se dió la vuelta para verme, recorrió toda mi cara con sus ojos, y me abrazo fuerte, muy fuerte.

Me dió uno de esos abrazos que te asfixian, los cuales el siempre solía darme.

Mi padre.

Daryl Dixon.

Aquel que tanto extrañe...

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