Luz, sonido y té. (One direction)

Luz, sonido y té-Capitulo 2 ★

Al llegar a mi habitación, cerré con llave para poder estar sola. Debería de decir que hoy es igual que todos los días, aunque sea verdad, no quiero aceptarlo.  Tengo todo lo que planee en mi vida, pero me hace falta algo, es como un no se que los que me falta. Tal vez ir al gimnasio por la tarde, y no ir en la mañana para poder estudiar mejor. Aunque ya con los puntos que me sobran, puedo ir a la universidad que me de la regalada gana. O sea tal vez que me valla y me haga un mini-cambio de luk. Tal vez eso era lo que me falta, eso creo. Aprobé el examen y eso no es inusual. Saque 99 puntos. Y los demás solo 85-94. Algo totalmente usual en mi vida. Otra vez.

Tal vez use el día de mañana para hacerme algo. Una cosa por aquí, una cosa por allá y gualá.  O tal vez estudie historia y ciencia.

-Penelope, querida. Los vecinos van a cenar con nosotros, viste linda y bajas-dijo mi madre a través de la puerta blanca de mi habitación sacando me de mis pensamientos.

-OK-grite para que me escuchara, ya que sentía los pasos de sus tacones contra el piso de madera. Me levante de la cama y me fui por el pasillo para ir al baño que por suerte, mi hermano estaba jugando con su videojuego en su habitación. Al llegar al baño abrí la puerta, y me conseguí a alguien. Mierda, debí tocar.

Al ver quien era, lo único que puede ver era; esmeralda. Un hermoso color esmeralda que fácilmente se puede confundir con verde, pero estoy segura que armaría la tercera guerra mundial si es necesario para debatir que el color de ojos del inducido era color esmeralda. Podría quedarme horas mirándolo y nunca cansarme.

Él desconocido agarro un bolígrafo negro y agarro mi mano que en ese momento sentí una corriente eléctrica que se esparció por todo mi cuerpo y sentí también la piel de gallina. Tal gesto que sentía el corazón en la garganta y las rodillas hacerse gelatina. Él, anoto algo en mi mano que me dejo algo desconcertada.

-Luego me lo agradecerás-dijo caminando fuera de aquí. Mire mi mano temblorosa y percibí una firma con una delicada letra.

-¿Qué se cree?-dije susurrándole a mi misma.

Luego, después de bañarme y vestirme me fui abajo por mis padres, que cuando mire estaba hablando con la señora de ahora y con el chico que me avía firmado la mano en la mesa, pero él en vez de hacer como yo y hablar con los adultos, estaba cómodo jugando con su teléfono que no dejaba de vibrar y sonar.  Me senté en la silla quedando a lado de mi madre y al frente del inducido. Mi mamá no dejaba de parlotear de vasijas y teteras así que no me sintió, o solo savia que era yo y no quería dejar su importante conversación. Pero él si me sintió y me miro, miro mi mano que estaba totalmente limpia y un poco sonrojada y rasguñada y arrugo el ceño. Yo no le preste atención y seguí con lo mio. Mirar a conversaciones ajenas. Aunque esa idea me desagrada, mi madre dijo que tenia beneficios.

Lo cual era total mentira.