Cap 2

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- ¡Mi Lady! ¡Franchesca! - gritaron dos sirvientes desesperados

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- ¡Mi Lady! ¡Franchesca! - gritaron dos sirvientes desesperados.

La señorita y su dama habían desaparecido. No había rastro de ellas desde hace veinte minutos.

- ¿Dónde podrá estar nuestra Señorita? - dijo Mirian preocupada, ella era una de las sirvientas personales de la Señorita.

- No lo sé, pero me preocupa lo que hará el duque y el joven Maestro.

- Deben estar desesperados y preocupados - comentó Roy.

Los sirvientes y la guardia del Duque se habían movilizado, en este momento lo principal era encontrarlas.

- ¡Señorita! - gritó Charlotte, una de las caballeras del duque. Mientras se adentraba en el bosque rogaba para que la señorita se encontrara bien, ya que ella la quería mucho.

- Charlotte, ¿algo por ahí?

- Aún nada - dijo con voz baja. - Espera... - Charlotte se quedó muda por un momento. A lo lejos un mechón de pelo color caramelo se asomaba sobre las raíces de un árbol.

- Charlotte, ¿Qué sucede? - comentó Roy.

- Roy, ven a ver, la Señorita se encuentra tirada en el suelo.

Charlotte corrió a dónde se encontraba la Señorita y la levantó. Al lado de ella también se encontraba su doncella.

- ¡Señorita! ¡Señorita, por favor, despierte! - dijo con voz temblorosa.

Ella no respondía, por lo que Roy tomó a la doncella en brazos y juntos corrieron a la mansión.

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Minutos atrás-

« Me duele la cabeza...» pensé. No lograba comprender por qué me dolía tanto el cuerpo, en especial el cuello. Al abrir mis ojos pude ver que me encontraba en un bosque.

Cuando me levanté me sentía un poco diferente. Aparte de haber despertado en un lugar remoto mi apariencia era la de una niña pequeña.

« ¿Qué sucede? ¿Por qué estoy aquí? »

Era extraño, yo recordaba haberme dormido en mi cama...

Me levanté con las pocas fuerzas que tenía y caminé un poco torpe sin dirección alguna por el bosque. El gran vestido blanco que llevaba puesto era estorboso.

Mientras caminaba, pude ver tirada cerca de un lago a una niña.

Corrí hacia ella para ayudarla.

- Hey, ¿Estás bien? - le pregunté pero no respondía.

« A caso... ¿Está muerta? »

Por un momento me había asustado, pero mi miedo se desvaneció cuando ví que abría los ojos.

- ¿Niña, te encuentras bien?

- Umg... - ella se quejó.

- ¿Te duele algo? - dije preocupada.

Me Convertí En La Amada Hija Del Duque  AlbizziDonde viven las historias. Descúbrelo ahora