+゚*。⁠Capitulo Único。⁠*゚⁠+

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Dicen que cuando un padre devoto muere no deja el mundo mortal hasta comprobar que sus hijos estarán a salvó, nadie está seguro de si es una capacidad exclusiva de padres fallecidos o si todos los fantasmas la poseen.

Lan Sizhui siempre ha sabido que no es hijo de Hanguang-Jun, esto no impide que sea su padre, sin embargo, hay veces en las que aquella leyenda tiene sentido para él.

No siempre fue consciente de estos sucesos, pero ahora puede nombrarlos sin problema.

Cuando era un infante había ocasiones en las que al caer Hanguang-Jun no estaba cerca para atraparlo, una fuerte raspadura se haria presente, y aunque las emociones excesivas estaban prohibidas en Cloud Recess, él solo podría sentir cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos, sin embargo ellas nunca caerian, porqué una repentina brisa refrescaba la herida y limpiaba su rostro. Con el tiempo cualquier herida sería tratada con el mismo método y, de alguna manera, estas sanarían más rápido.

Más adelante lo compararía con una caricia.

Había ocasiones en las que no podía alimentarse a tiempo debido a sus deberes, su A-Die siempre se preocupaba de su alimentación, no obstante esto no impedía que cosas como esas pasaran, en circunstancias como aquella, alguna fruta -principalmente nísperos- llegarían a su encuentro, Lan Sizhui estaría lo suficientemente agradecido como para escuchar el murmullo de los árboles

Con el tiempo el sonido empezaría a escucharse como una risa.

Había veces en las que despertaba de un sueño letargico, a pesar de nunca saber lo sucedido en ellos si recordaba el terror y el pánico abrumador, entonces las campanas en las paredes sonarían y estás calmarían su mente ayudándolo a cerrar los ojos.

Siempre pensó que se escuchaban como una canción de cuna.

Existía cierta época del año en la que una tristeza inexplicable lo abordaba, en aquellos días Hanguang-Jun solía llamar su presencia al JingShi, aquello era una excusa no mencionada entre ambos para estar juntos en el mismo espacio, Lan Sizhui vería en sus ojos cierto dolor que él mismo sabía estaba reflejado en los suyos, probablemente la diferencia radicaba en que A-Die parecía saber que lo causaba. No obstante había momentos en que la tristeza lo abordaba fuera de esas fechas, entonces él sería quien solicitará su propia presencia en el JingShi, en días como aquellos Lan Sizhui no podía sentir la brisa o los sonidos como sucedía cuando se encontraba solo, esto no era algo particular de las habitaciones de Hanguang-Jun, sucedia en cualquier lugar cerrado en el que Lan Sizhui estuviera acompañado.

No importo cuánto lo pensara, nunca pudo entender el porque.

El día en que cumplió 15 años Hanguang-Jun solicito su presencia en sus habitaciones, a pesar de que siempre lo felicitaba por sus años cumplidos está ocasión parecía tener algún significado para su mayor, él no opuso resistencia, después de todo, cualquier momento junto a su A-Die era preciado.

Esa noche se levantó cuidadosamente de su cama y salió hacia los jardines del JingShi. Cada cumpleaños -desde que puede recordar- un suave viento lo envolvería; está brisa -a diferencia de lo que se esperaría- se sentía cálida, como un abrazo fuerte y amoroso, Lan Sizhui nunca fue abrazado, pero creía tener un recuerdo de algo como aquello, esperaba que esto no se perdiera con él en el JingShi, por lo tanto, como medida de precaución dejo las instalaciones por un momento.

Cómo era de esperar, cuando la luna tocó su punto más alto en el cielo un cálido abrazo de cefiro lo envolvió, mientras a lo lejos los árboles susurraron una melodía. Las primeras veces Sizhui se preguntaba como podian darse estos momentos en lugares cerrados como su habitación, sin embargo, con el tiempo dejo de intentar resolver el misterio y simplemente lo disfruto.

Sonrió suavemente a la noche cuando sus ojos herrantes captaron un rojizo inexistente, aquel destello solía acompañar las extraña ráfagas de viento de vez en cuando, desde muy joven creyó que esto debería asustarlo, pero por el contrario, lo hacía sentir tan cálido que podría fácilmente comparar su corazón con una hoguera.

Como siempre, cuando la luna perdió su lugar en medio del cielo, el calor desapareció dejándolo indescriptiblemente desamparado, entonces escucho las tablas crujiendo a su espalda, no tardó en paralizarse al ver a Hanguang-Jun mirándolo con los ojos desenfocados, si fuera cualquier otra persona no habría notado que parecía estar por romper a llorar, no pudo evitar sentirse increíblemente egoísta por no querer compartir su preciado momento, uno de sus mayores miedos radicaba en que su mayor intentará separarlo de estos momentos incluso sabiendo que jamás le quitaría algo que lo hiciera feliz.

-A-Die...

Hanguang-Jun dió unos pasos en su dirección hasta quedar a su lado, no lo miraba a los ojos y su vista aún estaba desenfocada, tomo unos segundos de respiraciones lentas antes de que su mirada se fijara en el cielo nocturno.

-¿Desde cuando?

Lan Sizhui no era amante de las mentiras, no solo por qué estaba prohibido en su clan, si no porque se sentía como algo injusto para si mismo, no veía un motivo valido tras esa acción y no le importaba ser castigado por decir la verdad, es por esto que simplemente evitaba las preguntas que presentía no gustarían de una respuesta sincera, pero en ese momento sintió intensamente el deseo de mentir, no quería perder estos momentos que lo acompañaban desde siempre, incluso si no sabía lo que significaban exactamente.

Después de unos segundos se prometió a si mismo copiar las reglas por pensar en esa posibilidad.

-Desde que puedo recordar.

Cuando las primeras palabras salieron de sus labios Lan Sizhui no sintió motivo alguno para detenerse, bien podria decir todo si es que había una posibilidad de perderlo, entonces lo dijo, contó cada pequeña cosa sin explicación que lo cuidaba del peligro, peligros no solo físicos si no también del alma.

Al terminar su explicación levantó su rostro para encontrarse con una vista que nunca pensó ver, a pesar de que Hanguang-Jun era su A-Die, Sizhui podía contar con los dedos de una mano las veces que lo había visto sonreír, y no necesitaba ninguna cuenta para la veces que lo había visto llorar, pero en ese momento, bajo el cielo estrellado las lágrimas surcaban sus mejillas haciéndole compañía a la suave y rota sonrisa que curvaba sus labios.

-¿A-Die?

"¿Quien es? ¿Por qué me protege? ¿Por qué no se su origen? ¿Puedo saber su nombre?"

Hanguang-Jun no necesito mirarlo ni escucharlo para responder.

-Tu A-Niang

Lan Sizhui creyó escuchar un deje de diversión tras esas palabras pero el anhelo era tan grande en su DieDie que ese sentimiento frívolo se vio opacado, su propia emoción también era demasiado intensa como para pensar en los sentimientos de alguien más.

Entonces todas aquellas palabras relacionadas con padres amorosos que no desean dejar a sus hijos de repente fueron una realidad.

Un tiempo más adelante, Lan Sizhui vería a un hombre de tunicas negras y ojos plateados mirarlo con infinito cariño en medio de un sendero desolado, los brazos del hombre lo acumarian como una brisa cálida, su risa sonaría tan dulce como las campanadas y la dulzura de su voz diciendo su nombre dejaría avergonzados a los nisperos, entonces Lan Sizhui entendería todo y sonreiría y lloraría cómo su padre lo hizo aquella noche de luna llena.

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