El río articula la ciudad
el río gesta su caudal
el río guarda secretos
el río alberga historia
el río observa su ciudad
el río baña sus riberas
el río la hace suya
el río la destruye y la riega
el río hace su territorio
el río lo vuelve a recuperar
el río lucha contra el humano
el río siempre ganará.
Se sentó aquel muchacho junto al río y observó las nubes movidas por el viento. El río murmuraba su eterno cantar acompañado con el choque de los cantos rodados. Aquel muchacho observó las corrientes y entre ellas pudo ver aquellos peces siguiendo la corriente. Pero uno de ellos iba en contra ¿por qué iría contra corriente? ¿por qué ir en contra con lo fácil que es ir a favor? El chico se tumbó en la hierba y de nuevo observó el movimiento de las nubes. Respiro y cerró los ojos. Sintió el viento en sus mejillas y escuchó las palabras que el viento portaba en sus briznas. Observó que el sol, se estaba escondiendo. Se levanto y tomo el camino a casa. Mañana será un nuevo día. Mañana el río portará otras aguas. El río mañana me contará otra historia.
Aquella orilla guarda su risa
aquel árbol guarda sus besos
aquella arboleda guarda su cuerpo
aquella hierba guarda su sexo
el viento robó sus gemidos fugaces
el río se llevó la inocencia guarda
aquel hombre robó su corazón
aquella mujer por primera vez fue amada.
La cama crujía acompasada
ella cantaba sus gemidos
su cuerpo se convertía en instrumento
yo me convertía en su siervo,
tocaba con ella hermosa armonía
pudiendo tocar en mano o en boca
pero en cualquier caso
componía hermoso sonido,
al compás de mi lengua
al compás de mis dedos
la música surgía en su arqueo
componiendo una hermosa partitura
que pude atrapar en estos versos.