La Solución

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Garu caminaba pensativo por el bosque de Bambú, reflexionando sobre los años desde que llegó a la aldea sooga, ya había recuperado su honor ninja así que había roto su voto de silencio, pero tantos años sin hablar le daban dificultades para expresarse por palabras, salió de sus pensamientos sobre que haría ahora ya que una risita conocida lo puso en alerta

-pucca, puedes parar de esconderte, se que estas ahí -la voz de garu era suave pero se notaba el enojo en sus palabras

-me volviste a atrapar -pucca salió de entre el Bambú y lo abrazo, solo para ser apartada bruscamente

-porque sigues con esto, ya han pasado años, casi una década de que me acosas, hasta cuando entenderás -garu miró molesto a pucca, quien sólo se distraía y tarareaba sin prestarle atención

-yo no me rindo fácil garu, lo sabemos bien, eh ido hasta otros continentes por ti, en fin, me gustaría seguir acompañándote tengo entregas que hacer, nos vemos mas tarde -pucca solo volvió a reír, le dio un beso en la mejilla a garu y se fue dando saltitos hacia la aldea

Garu solo suspiro, se limpio la mejilla y siguió caminando, la aldea de sooga era un bonito lugar, aunque no todo es un campo de rosas, desde que llegó pucca, la niña probablemente más querida por todo el lugar, lo acosaba, y poco podía hacer al respecto ya que ella tiene poderes más el respaldo de la mayoría de la gente, ojalá el maestro soo viniera a ayudarlo, en eso paro y pensó un momento, el maestro soo, claro, salió corriendo hacia el templo en las nubes del maestro soo, ojalá que el tenga como ayudarlo

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-¿hacer que pucca deje de acosarte? -el maestro soo escupió el té que estaba bebiendo y miró con los ojos bien abiertos a garu

-cuando eramos niños no era tanto el problema, incluso era divertido las aventuras a las que íbamos gracias a eso, pero ya es una década de constante acoso y ya no puedo soportarla, por favor maestro soo, cualquier cosa me sería de gran ayuda -garu inclino su cabeza, pucca lo tenía básicamente traumatisado con su risa, ya no podía levantarse tranquilo sin encontrarse algún regalo de pucca al despertar y desde el accidente de la flor ya no quería saber nada de regalos, no podía abandonar la aldea ya que pucca lo seguiría hasta el fin del mundo, lo sabía bien ya que pucca ya lo hizo, varias veces

-entiendo, bueno los poderes de pucca son un problema, y como es amor que cupido no causó tampoco hay algo que lo contrarreste, la verdad no se que pueda hacer en un caso así -el maestro soo medito un momento intentando recordar algo que pueda ayudar a garu

-cualquier cosa, una poción de anti amor, algún amuleto que la repela, incluso envíeme a una isla a la que pucca no puede llegar -garu no quería irse del templo sin una solución

-¿enviarte a una isla donde pucca no pueda llegar dices? Espera, creo que se que hacer -el maestro soo fue flotando en su nube a una estantería para sacar un libro y buscar rápidamente una página mientras garu se acercaba

-¿existe una isla a la que pucca no pueda llegar? -preguntó esperanzado, no le importaba si tenía que pelear con animales salvajes, lo haría con gusto solo por ya no ser acosado

-no, almenos no en esta realidad -el maestro soo se dirigió a la mesa, agarro un gran pedazo de papel, un pincel y tinta, así comenzó a escribir unos símbolos

-entonces ¿que podemos hacer? -garu se acercó al papel

-veras, como sabes pucca puede ir corriendo a cualquier lugar del mundo, incluso doblar el tiempo y viajar al plano astral, pero algo de lo que me di cuenta es que hay diferentes puccas alrededor del multiverso, y pucca todavía no tiene el poder suficiente para viajar entre estos -el maestro soo puso el papel en el suelo

cambiando de rolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora