LLAMAN A LA PUERTA

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Cuando vuelves a despertarte lo haces por culpa de una voz.

-Buenos días dormilona.

Tus ojos se abren de repente y te muestran a un hombre encima tuyo, apuntándote a la cara con una pistola.

Te incorporas rápidamente quedando sentada en la cama. Él ni siquiera se mueve un milímetro, no pestañea. Solo te mira, apuntándote con su arma y mostrando una sonrisa aterradora.

- Bueno, bueno... pero que tenemos aquí. Tengo una preciosa chica durmiendo en mi cama y ni siquiera se su nombre. Pero que va a decir mi madre... Supongo que me diría que te volara la cabeza antes de que se te ocurriera hacer alguna tontería.

En ese instante lo sabes: Ese hombre te va a matar.

El ataque es la mejor defensa, y tú no esperas a que te dispare. Embistes contra él y caéis los dos al suelo, pero el se lleva la peor parte al chocar con un fuerte golpe de cabeza contra el duros suelo. Todo y el choque, nunca suelta la pistola.

Viendo tu oportunidad de escapar con vida corres hasta la puerta que te llevará fuera de la habitación. Pasando a través de ella sales al exterior.

Te detienes.

En un estado de shock observas que, todo lo que tienes delante es un desierto que se extiende hasta donde la vista alcanza. Un desierto de polvo y piedras que llega hasta el horizonte.

No hay nada más. Ni carreteras, ni edificios, ni gente... No hay signo de civilización.

- Gracias por esperar.

Un golpe sordo y el dolor se extiende a través de tu cabeza. Tus piernas pierden la fuerza que te mantenía en pie y caes de rodillas al suelo. Una mano te agarra firmemente manteniéndote erguida. Notas el frío cañón de la pistola justo en el centro del dolor.

- En toda mi vida no había visto a ninguno de vosotros corriera así.

Hay asombro en su voz.

- Me gustaría poder charlar más contigo pero va a ser imposible.

El momento se alarga una agonizante eternidad, siendo todo lo haces es mantenerte arrodillada esperando a la muerte. El tiempo pasa y te das cuenta que no solo es la adrenalina la que hace que el momento se ralentice, sino que es causado por el hombre de la pistola... está dudando.

- ¿Unas palabras antes de morir?

La pregunta queda suspendida en el aire.

Abres la boca pero ninguna palabra sale de ella. Solo un sonido ronco, y dolor extendiéndose por tu garganta.

No puedes hablar.

Sientes al hombre moviéndose a tus espaldas y abres los ojos, que sin darte cuenta habías mantenido fuertemente cerrados, esperando la muerte.

Al abrirlos ves que el hombre se encuentra delante de ti, apuntándote a la frente. Te mira con una expresión salvaje y con el ceño fruncido, como si estuviera intentando resolver un complicado rompecabezas.

- Tú, enséñame tres dedos.

Tu solo levantas tu dedo corazón como respuesta. Sus ojos se abren con una expresion de sorpresa, seguidamente la sorpresa es reemplazada por algo más profundo.

- ... JODER! ... Joder, joder, mierda!

Acerca su cara hasta que vuestras narices casi se tocan, solo separadas por el cañón de la pistola, y sus ojos permanecen fijos en los tuyos.

Tu le devuelves la mirada, sin respirar. Esperando.

Lo que sea que parece buscar en tus ojos lo encuentra.

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⏰ Última actualización: May 21, 2015 ⏰

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