"Sé que eres mío, porque antes de la creación del universo yo te elegí para mí. Así que cada uno de tus suspiros son míos; tú miedo, tu sangre y tus lágrimas; hasta la última de tus muertes me pertenece. Por eso, ámame como yo te amo, entrégame hasta el último de tus anhelos y yo te prometo, que cuando tengas que morir en carne, yo arderé contigo en el infierno."
─The Death.
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La Muerte no perdona, pero a aquel ser de siete vidas podría perdonarle hasta los pecados que no ha cometido. Es un secreto a gritos que aquel lobo podría sacrificar cien almas para proteger la pequeña existencia del gran Gato con botas, un minino de menos de un metro de altura, pero que es autor de las aventuras y delitos más increíbles jamás vistos por las siete humanidades que alguna vez existieron.
Todos conocían de la leyenda del Gato con botas. Era un ser sin miedo a la muerte, que había conseguido tantas veces burlarse de aquel que muchos creían omnipotente y omnipresente. Que había conseguido vivir seis vidas al borde del abismo pero que jamás había caído en él.
Se decían muchas cosas del Gato con botas, la mayoría verdaderas. Pero poco se decía de la verdadera causa de su existencia.
El Gato con botas era una criatura afortunada, pues estaba enlazado con aquel ser al que muchas le tenían miedo, pero que para él era pan de cada día despertar al lado suyo. El Gato con botas es el amado de un ser que no debería amar, el aire de quien no respira y la razón de quien no piensa.
La Muerte se enamoró de la leyenda del Gato con botas y cada noche sangran en su amor.
A La Muerte le gusta lamer con cuidado de no hacerle daño ya que, el Gato es una criatura pequeña, hasta casi débil y el lobo es consciente de la diferencia entre sus fuerzas.
Con cuidado juega con el suave pelaje naranja que su amado poseía, a veces mordisqueando levemente solo para observar ligeras marquitas color rosáceo en la carne tierna del gato.
Mientras que el gato no hace más que gemir y soltar pequeños gemidos que son imposibles de callar, y que viajan hasta lo más lejano que el aire puede llevarlos.
Cuando Muerte se siente con especial humor, toca la pequeña erección del gatito y lo ayuda a liberarse profundamente, deleitándose con cada muestra de placer que se le brindaba. Expresiones, gemidos, y toques. Mierda, amaba la sensación de poder tocar a su amado. Todo lo que Gato era disminuye hasta ser una marioneta que él maneja
Muerte ama aún más cuando Gato se aferra con sus pequeñas garritas a él, como si esa fuera la única manera de mantenerse cuerdo y aferrarse a su vida, siendo irónicamente, la muerte quien lo sostiene al borde de la locura.
Y para finalizar, Muerte penetra a Gato hasta la profundidad de su alma transparente, y la mancha de blanco después de satisfacerse ambos. El dolor se camufla en placer, y el amor surge de lo profundo de sus entrañas, explotando en miles de sensaciones coloridas.
Muchas cosas se dicen del Gato con botas; como que durante sus seis vidas burló a la muerte de tal manera que ésta tomó un cierto rencor hacia él, por lo que cada noche lo obliga a abrirse para él. Pero la verdad es que el Gato no se burló de la muerte, todo este tiempo estuvieron contando mal la historia.
El Gato hizo de su nombre una leyenda, pero no lo hizo solo, como muchos piensan. El Gato vivió sus seis vidas con La Muerte, al lado de ella, amándolo profundamente. Se rindió ante él tantas veces, y todas aquellas La Muerte lo recogió y lo cobijó a su lado.
Y La Muerte piensa vivir mucho tiempo más al lado de su amado, protegiéndolo de las espadas del destino y guardándolo como se guarda un tesoro.
Porque ellos están unidos por el tiempo, amados y odiados por el destino. Ellos están en las garras de la vida, la cual con envidia les permite amarse. Ellos tienen la bendición del mismo diablo y del mismísimo cielo.
Ellos se aman, con toda la perversión y dolor que esto implica.
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Puedes tomarme esta noche, pero promete que cuando la luna se vaya y nuestro amor sea mal visto a los ojos del sol, seguirás amándome con la misma profundidad con la que lo haces en la sangrienta oscuridad.
