"- Eres un puto bastardo rico ¿Qué necesitas?
Nada.
- Tú no entiendes.
- ¡Si no quieres tu maldito dinero, dámelo!
- ¡Está bien!"
Todoroki es un músico con un sueño frustrado por las expectativas de su familia, Bakugou un universitario que solo bus...
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¿Alguna vez has escuchado la frase: "El dinero no trae felicidad"?
Que mentira más absurda, y justamente lo dice una persona millonaria que no conoce la necesidad o el pastor corrupto de la iglesia. Ambos con su reloj caro, joyas bañadas en oro y carros de último modelo. Eso es hipocresía de la más pura mierda. ¡Qué se jodan!
"El dinero no trae felicidad"
A Bakugou Katsuki le jodía esa sola frase, si por casualidad lo decías, Katsuki formaba una sonrisa de ironía y te daba un derechazo para que dejes de hablar idioteces. Quizás el costo del hospital te abra los ojos o te acomode el cerebro de no utilizas.
La verdad absoluta es que en este mundo el dinero es importante, muy importante.
Con dinero tienes compras comida; con dinero estudias lo que quieras; con dinero vas alrededor de todo el mundo, hasta al espacio conociendo todas esas maravillas; con dinero vences y aplastas a tus enemigos sin recibir consecuencias; con dinero conquistas mujeres y tienes a la familia feliz.
Con dinero eres el rey del mundo.
Más dinero es más poder, naturalmente te llena de codicia ¿Pero qué importa? Darse una gira por Europa, alojarse en el Ritz, comprar en la Place Vendome y comer en los restaurantes de moda sin trabajar es lo mejor.
¿París? No, mejor sería ir a las Bahamas.
Bakugou sabía que -ahora- no podría presumirse tales lujos. Ni vacaciones tenía. Pero algún día.
Bostezó abiertamente, ya pasaban de las nueve de la noche, pero no debía de dormir. Cerró su cuaderno llenos de apuntes, y se levantó para acomodar todos los libros regados por el escritorio. La lámpara de luz que ganó en un concurso de pulsadas necesitaba cambiar de foco, su luz comenzaba a ser débil poco a poco, gruñó mirando al artefacto, podría aguantar otra semana más, pensó.
Recogió todos los gruesos libros de aerodinámica y los acomodó en una pila, ordenadamente porqué debía devolverlos mañana a la biblioteca. Guardó todo lo demás con pereza. Parecía un zombie con la poca energía que tenía y el dolor de memorizar demasiadas fórmulas en tan poco tiempo.
Sin embargo, no tenía tiempo para quejarse. Prendió las luces y estiró sus músculos tensos por estar mucho tiempo sentado. El departamento era pequeño, apenas podía moverse entre la cantidad de cosas colocadas en su alrededor.
Se las ingenió y fue hasta el armario, buscando ropa decente para salir. Tenía que ir al trabajo.
¿Algunos le preguntarán, estudiar y trabajar es difícil? Y la respuesta es sí, su preciado tiempo de descanso se iba en esa actividad.
Antes trabajaba en una cafetería que en las noches era un bar subterráneo con el sudor de las peleas y los gritos de las apuestas por el más fuerte. Kirishima Eijiro había sido el luchador favorito de la gente, invicto y genial, o eso fue hasta que Katsuki le ganó. El cenizo recuerda que lo retaron y el aceptó confiando en su fuerza, recibió una golpiza que recordaría hasta la muerte, pero -con suerte- ganó.
