''Moonlight''

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«—Eres tan hermosa —comenzó a acariciarle el muslo, subiéndole el vestido—. Y esa voz...

Buscaba por la habitación algún objeto que le permitiera defenderse, pero no había nada. Lya era pequeña en comparación al ignoto, eso sin mencionar el arma que la amenazaba desde su cinturón. Comenzó a temblar, rogándoles a los Dioses que le dieran la fuerza para soportar lo que estaba por acontecer».

32 horas antes

Los últimos cuatro meses Lya se había dividido entre sus labores cotidianas y sus clases para perfiladora. Hasta ahora su progreso era más que aceptable, pero la Agente Prentiss seguía sin permitirle entrar al campo. Ella daba sus teorías desde la oficina de García quien, rápidamente, consiguió ganarse su cariño con esa extrovertida forma de ser. El agente Álvez también había logrado colarse por una grieta en su corazón hasta convertirse en lo que el resto llamaría ''mejor amigo''. Hace años que no creía en dicho lazo, pero tenía que admitir que se sentía en confianza con él, aprendiendo a disfrutar de cosas más banales como las películas y la comida rápida.

J.J era bastante dulce al igual que su marido y sus hijos. Le brindaron un cálida bienvenida en su hogar y esta muestra de cariño bastó para sentirse agradecida. Aprendía mucho de su jefa de unidad, pues ambas habían viajado tanto por el mundo que sus anécdotas enriquecían a la otra, brindándoles una confianza casi cómplice. El Agente Rossi era a quien más respeto le profesaba, no sólo por su amplia experiencia, sino también por la forma tan paternal con la que la trataba, borrando todo rastro de duda de pertenecer a la UAC. Ambos charlaban sobre sus libros, incluso se apoyaban con diversas ideas para las siguientes entregas. A los ojos de la castaña era un ganar-ganar como compañeros y autores.

Le encantaba cuando la Dra. Lewis la invitaba a cenar, pues es cuando sentía que podía aprender sobre el otro lado de los criminales. No era una fanática de la psicología, pero le daba crédito al expandir el entendimiento humano con un vistazo hacia el abismo de la mente de los asesinos. Era como una retroalimentación para sus clases y provenientes de alguien a quien —de verdad— consideraba apta. De hecho, agradecía internamente que todos la apoyaran de alguna u otra forma.

Claro que el único con quien mantenía una sana distancia era con el Dr. Reid, era cordial con él, pero lo evitaba de la forma más natural posible. No es que tuviera algo en contra del hombre, simplemente tenía la idea de que dos genios no tardarían en hacer colisión. ¡Incluso su forma de jugar ajedrez era tan opuesta a la de ella y eso le crispaba! Mejor que las cosas se mantuvieran así, pues sabía de antemano que Reid ganaría en una batalla por el lugar en la UAC. No se necesitaba ser muy avispado para conocer su sitio. Aun así, él insistía en forjar algún tipo de vinculo con su persona, siempre preguntándole por su día o por algo que leyó sobre antropología forense. Era bastante obstinado, lo que le complicaba más la tarea de seguir con su alejamiento.

— ¡Dra. Carter! —saludó de forma cordial, a lo que la muchacha sólo atino a asentir con cierta incomodidad—. ¿Por qué no nos dijo que fue la organizadora de la próxima exposición en el Smithsoniano?

—Bueno...pues... —desvió la mirada—. No lo creí relevante, pero... ¿cómo se enteró de ello?

Spencer le mostró el panfleto cuidadosamente guardado dentro de su chaqueta y en el que se resaltaba el nombre de la castaña. Había trabajado durante semanas para que el museo brillara con esa exposición, pero no era su intención relacionarlo de algún modo con la UAC. Especialmente porque no deseaba invitarlos y que terminaran faltando por algún caso. Era recelosa con su castigo de no permitirle viajar, por lo que, en su mente, estaba rebelándose contra dicha injusticia. Era la mejor alumna de su clase, continuaba desempeñando sus funciones sin descuidar ninguna, pero esto no parecía bastar para obtener el permiso de entrar al campo.

Fated | Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora