Park Jimin, un chico solitario y con severos problemas mentales, vive en un mundo en su cabeza donde todos le mienten, encontrándose con voces distorsionadas que lo llevan a la locura una y otra vez sin cesar. Queriendo escapar de aquella oscuridad...
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☆
— No..
Niega tratando de controlar su respiración.
Trataba de tranquilizarse, abrazándose a si mismo.
El no dejaría que nadie le mintiera.
No dejaría que le hicieran más daño de lo que le habían hecho sus padres.
Ya estaba más que cansado de ello.
El ya no quería sufrir.
(...)
Despertó lentamente al escuchar su alarma sonar, se levantó de la cama para sentir una leve punzada en su cabeza.
Se quejo algo bajo para caminar hasta su baño.
Hizo la misma rutina de cada mañana.
(...)
Salió del edificio para caminar hacia donde se encontrarían. Un lugar algo cercano al banco. Los demás ya se encontraban allí esperándolo.
— Hola. —saluda el joven.
Lo observaron tranquilos.
— Oh hola, ¿Preparado? —sonríe con burla uno de ellos.
La chica lo observó con disimulo para mirar sus manos.
— Supongo. —habla indiferente.
— Bien. Toma, nadie sabe que pueda ocurrir. —le entrego una no tan grande arma— Escondela bien.
El rubio asiente tomándola con cautela.
— Ok, hoy es el día, ¿Preparados? —pregunta el de hoyuelos.
— Siempre. —afirma el rubio pelilargo.
— Entonces, que comienze la acción.
(...)
Encontrados en una camioneta -no muy llamativa-, justo al frente del reconocido Banco Kang, planeaban lo que harían con atención.
— Ya saben, Jimin, Daniela, sean algo disimulados ¿Bien? —los nombrados asienten.
— Un repaso... —los mira con atención, quería que todo fuera de acuerdo al plan.
La Joven dió un leve suspiro.
— Bueno... Yo iré junto a Jimin a una de las oficinas administrativas, para tratar de buscar todas las cuentas que le pertenecen a sus padres, más las contraseñas. —explica la muchacha.
— ¿Ya tienes el número de cuenta donde enviaras la transferencia? —pregunta atento.
La pelinegra asiente.
— Será una gran suma... Así que enviaré lo demás a la cuenta de Félix, Jimin estuvo de acuerdo. —habla moderada.
— Entonces sería todo... Entramos para entretener un poco a los guardias y ustedes hacen todo, ¿De acuerdo? —asienten.
