El secreto de Haruno Sakura 🔞

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  Haruno Sakura tenía 18 años cuando fue enviada a Kirigakure a entrenar a sus médicos, estuvo un año ahí, aprovechó al máximo su estadía, explorando cada rincón de esa magnífica aldea.
En ese tiempo empezó a leer los libros de su adorado Sensei, Kakashi. Siempre creyó, erróneamente, que esos libros eran pornográficos, por lo que el concepto en el que tenía a su maestro era de un pervertido, cuan equivocada estaba.
Sí, los libros eran eróticos, pero también románticos.
Con ese nuevo gusto literario empezó a leer libros similares, unos más fuertes que otros.
Todo ese mundo para ella era nuevo, fascinante y excitante.  

Quería experimentar algo parecido, pero tenía miedo de que en el mundo en el que vivía fuera catalogada como una mujer promiscua.
Muchas veces se imaginó atada con cuerdas y colgando de algún techo a la merced de un dominante, también tuvo fantasías dónde ella era quien tenía un sumiso esperando sus castigos.

Una noche salió tarde del hospital debido a una operación de emergencia. Era un sábado y las calles estaban concurridas, la vida nocturna en Kiri era realmente activa, los bares y clubes eran la mayor atracción.

Sakura se dirigió a su apartamento para descansar, o por lo menos ese era el plan inicial. Estuvo sentada en su cama reviviendo las experiencias adquiridas en su corta vida, era joven y lamentablemente el único conocimiento sexual que tenía era el de sus libros. Anhelaba tanto un encuentro así. Se paró frente al espejo y se observó detenidamente. Se empezó a desnudar sin apartar la mirada de su reflejo; su cabello rosa le llegaba a la cadera; sus pechos eran una copa C, entraban en la mano perfectamente; sus piernas largas y torneadas no tenían una sola imperfección; la cintura que poseía era pequeña y hacían que sus caderas lucieran anchas, tenía la figura de un reloj de arena; se volteó para poder observar su trasero, sus nalgas eran regordetas, pero exquisitas, sin duda poseía un cuerpo perfecto.

Acarició su cuerpo con lentitud, sus manos estaban ásperas por su uso rudo como kunoichi, tomo una nota mental de comprar un exfoliante para suavizarlas, no quería tocar a sus sumisos con esas manos llenas de callos.

 Se fue al baño para ducharse, el día siguiente era su día libre y ella quería disfrutar esa noche, divertirse y conocer gente, se rehusaba a creer que era la única persona con gustos sexuales tan explícitos.
Se puso un vestido verde olivo que Ino le había regalado en su cumpleaños algunos meses atrás. El vestido era de tirantes, le llegaba 5 dedos arriba de la rodilla, tenía una apertura en la pierna izquierda que a pesar de ser discreta no le quitaba lo sexy, el escote en la espalda le llegaba a la cadera y el escote frontal era recto dejando visible únicamente el pecho.
Se puso unos tacones medianos color blanco, se ató el cabello en una coleta alta y se acomodó su fleco, uso maquillaje discreto, tomó su bolso blanco y salió de su apartamento rumbo a un bar.  

Había escuchado a muchos colegas del hospital hablar de un club popular llamado "EDÉN". No fue difícil encontrarlo, ya que era el más grande situado en el centro de la aldea. En la entrada se encontraba un hombre alto de piel canela, cabello largo y negro con una cicatriz en la barbilla, era jodidamente atractivo, sus ojos color miel hipnotizaban a cualquiera.

El hombre observó a la hermosa mujer frente a él de pies a cabeza y sintió como su boca empezaba a salivar.

-"Buenas noches, señorita, bienvenida al EDÉN, viene sola o acompañada?"- su voz era gruesa, demandante pero dócil.

-"Vengo sola"- contesto Sakura con una sonrisa.

-"Es una pena que esté trabajando, me encantaría hacerle compañía."-
a Sakura la sacudió un escalofrío electrizante, pero lejos de sentirse intimidada o avergonzada ese comentario la hizo sentir complacida, su ego estaba en lo alto.

-"Talvez cuándo termine tu turno puedas hacerlo."- le guiño el ojo y el hombre sonrío mostrando sus dientes blancos y perfectos.
Instintivamente, Sakura se mordió el labio inferior, se preguntaba si esa linda sonrisa seguiría igual después de tenerlo vendado y maniatado mientras acariciaba su lindo cuerpo con una fusta de cuero.