Hades

Capítulo 33:El operativo

Rainbow

   En el mundo existían las personas buenas, malas, repugnantes y cien niveles más arriba se encontraba Storm encabezando la lista de los que poseían un pase libre al infierno.

   Este hombre era la escoria más horrible que había conocido por mucho, mi padre ni siquiera le llegaba a los talones.

   Durante la media hora que llevábamos hablando logré sacarle miles de datos acerca del cargamento así que mi objetivo iba a la perfección.Sin embargo me había llevado casi la misma cantidad de comentarios lascivos y groseros.

  Resulta que además de poseer miles de negocios ilícitos, no solo de narcotráfico sino también de trata de blancas, personas y prostitución, el viejo era un retrógrada machista y por si no fuera poco golpeaba a su esposa e hija.

   Hades no hablaba jamás de su madre o hermana, supongo que para evitar pensar en lo que estas vivían, pero recuerdo que Anna me contó una vez que él venía a verlas casi a diario, las quería más que a nada y eso era decir demasiado.

   Esto debía salir bien a toda costa, no solo por capturar a Storm, sino también por él, ahora esto se había vuelto algo personal, por lo cual daría el ciento veinte por ciento, o quién sabe si más.

   Hablando de él, me tenía demasiado preocupada.Conociéndolo estaría descuidando su herida por andar espiándome tras alguna pared.

   Para colmo, me sentía horriblemente culpable por haberle disparado, pero era necesario.Cada segundo odiaba más a ese viejo Storm.Solo quería lanzarle la copa de champagne que fingía estarme bebiendo a la cabeza.

—Eres preciosa Wilson— me decía arrastrando las palabras e intentando tocarme

   Me aparté con éxito de sus garras y comencé con más preguntas.

—Sin duda los negocios son tu pasión— dije fingiendo interés en mi entorno

—Lo son, amo el dinero más que a nada, es el único que jamás te traiciona.¿No crees?— reía estrepitosamente

—Sí, es genial tener mucho dinero.¿Pero cómo es que lo consigues?Tengo curiosidad— dije acercándome despacio a él y acariciando su rodilla

   Gracias a Alfred y sus benditas clases de seducción

—Tengo muchos negocios linda— sonrió ladino— Por supuesto que son ilegales, nada que sea honesto da tantos frutos.¿O acaso cree alguien que construí mi inmenso imperio a base de polvo?

—Es comprensible, pero qué negocios son esos que haces, quisiera participar de ellos alguna vez— subí un poco mi mano y la dejé reposar justo sobre la parte superior de su pierna

    Bajó la vista hacia allí y luego volvió a mirarme.Me mordí los labios para luego lamerlos y tragó fuerte cautivado por mi teatro.

—Lo típico, drogas, prostitución y esas cosas.Tengo burdeles por todo el país y dentro de dos meses llega un cargamento inmenso de drogas que pienso vender a buen precio— comentó como si hablara de vender pasteles en lugar de heroína y coca

—¿Cargamento?¿Y de cuánto estamos hablando?— cuestioné

—Al menos treinta camiones de dos toneladas, imagina la de dinero que sacaré de eso— juntó sus manos y comenzó a frotarlas cual villano de Disney— Prometo llevarte a cenar cuando eso suceda preciosa

—¿A cenar?¿Por qué mejor no me llevas a ver?— me hice la loca

—¿Cuál es tu interés en esto?— indagó cauteloso, aún drogado este tipo era un lince, no se le escapaba nada— ¿No me estarás engañando para darle esta información a tu padre verdad?Porque de ser así juro que no vivirás para contarlo preciosa y me gustaría poder decir que solo te mataré y ya, pero no es así, primero te haré pasar el infierno en la tierra, tanto que desearás estar muerta