Uno

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- Oye, Jungkookie. ¿Nunca haz pensado en que sería buena idea ir a vacacionar en el rancho?. - Sonrió el pelirosa vestido con aquel lindo suéter de nubes.

Sus pies ni siquiera llegaban al suelo en la alta barra del café, por lo que podía moverlos al compás de la música.

- Que chingados piensas, Jimin. Ugh, no; ahí hay tierra y siempre está haciendo sol. - Jungkook hizo una mueca de desagrado - mí piel está lo suficientemente sana como para ir a esos rumbos, o sea. - limpió la barra con más coraje luego de escuchar eso.

- ¡Ay, pero no te enojes!. Solo fue una simple pregunta, pinche viejo enojón, con razón no tienes novio. - tomó con molestia de su malteada.

- Yo tengo una larga lista de personas, Jimin. Tengo un gran ganado por detrás. - agregó con un "¡hump!" El pelinegro.

- De vacas y pollos, será... - las risas explosivas del pelirosa se escucharon por absolutamente todo el café.

A comparación del buen "chiste" del pelirosa, Jeon estaba rosa... Pero de la ira.

Lanzó aquel trapo rosa en la cara de Jimin sin temor. - Mira bien, pendejo. Soy el Omega más solicitado... -

Fue interrumpido de nuevo por su tan... Tan gracioso amigo.

- ¿Del psiquiatra? Te llevan buscando desde el año pasado. - ... Y de nuevo, aquella risa del pelirosa.

- Fuera. -

La risa de aquel chico cesó, convirtiéndose en una mirada de preocupación.

- Pero aún... ¡Aún no cierras!. - imploró el pelirosa con un pequeño puchero.

- ¡Zumbale a la verga, Jimin!. - él pelinegro le tomó de los hombros, y entre quejas y aventones, lo terminó sacando de la tienda.

- ¡Haré huelga de hambre, maldito! ¡De aquí no me mueves!. - se escuchó el eco de Jimin por la ventana grande del café.

- Pinche naco, estúpido. - susurro Jeon volviendo a su trabajo.

Aún le quedaba medio tiempo.

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- ¿Cómo ve la casa, mijo?. - sonrió el hombre con la gran tejana negra.

- No pues... muy grande padrino, ¿Si cabemos? - Sonrió Taehyung con sarcasmo.

Ay, el chamaco Taehyung; siempre sacando sonrisas.

- Te admiro mijo. A pesar de todo lo que te pasó, sigues con la frente en algo chamaquillo. - recibió una palmada en la espalda del mayor. - Órale, vete a dar una vuelta por la ciudad. Pero no vayas a enverijar con una señorita tan pronto, eh. -

Taehyung asintió emocionado, yendo a ponerse sus mejores ropas.

Su tejana de cuero, con una camisa negra de botones con unos detalles del color de su sombrero en las hombreras; junto a sus jeans ajustados de la parte superior y un fajo piteado de diseñador, y claro, no podían faltar sus botas.

Al parecer, Taehyung no sabía que en la ciudad no se usaba aquello; pero el castaño se amaba y su estilo era inigualable según todo su rancho y pueblo de Sinaloa.

Y así fue, cómo el gran Taehyung, el alfa primerizo y risueño; se fue a recorrer las calles más transitadas de la ciudad de Guadalajara, con suspiros a más no poder con cada paso qué daba.

Amor de rancho / TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora