Jueves 11 de Marzo

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Llevo un tiempo observando a un muchacho español en la estación del tren. Toma una ruta diferente a la mía, sin embargo, he estado montándome en su mismo tren últimamente, sin importar la desviación.

Si tan solo no fuera tan jodidamente cobarde hace semanas le abría hablado. Si fuera menos cobarde tendría el valor de cruzar el vagón y te preguntaría quién eres. Me siento en el puesto del medio del vagón como todos los Lunes a Viernes, esperando a que llegue ese español de mirada verde. Lo observo correr hacia el vagón. Contengo la respiración pensando que no vas a llegar a tiempo. Entra, las puertas cerrándose detrás de él segundos después. Me sonríes con una inclinación de cabeza.

El corazón me late de felicidad. Le dedico una diminuta sonrisa, sin embargo ya no me esta viendo. Esta sentado en el puesto del frente mirando el paisaje pasar con velocidad. Desvío la mirada. Ni te imaginas que llevo por ti mi atuendo más bonito.

Y al verte lanzar un bostezo al cristal no puedo evitar pensar si tienes a alguien que te roba el sueño. Mis ojos se llenen de diminutas lágrimas al imaginarlo. Las seco con rapidez. No quiero que me veas en una situación tan patética, por algo que solo he imaginado.

De pronto me miras, te miro y suspiras. Yo cierro los ojos, tú apartas la vista. Apenas respiro, encogiéndome en el asiento, temblando sin saber que más hacer, sintiéndome el ser más diminuto de la tierra. Me siento estúpido. Realmente estúpido. Solo es una mirada. Su mirada. Aprieto las manos sobre las rodillas. Miro el suelo sin saber a dónde más mirar. Siento el rostro caliente por el sonrojo. Cierro los ojos en un intento de calmarme. El corazón lo siento en la garganta de los nervios.

Y así pasan los días de Lunes a Viernes. De estación a estación enfrente tú y yo. He pensado en cambiar de tren, coger el más directo, pero siempre recuerdo tu sonrisa en la ventana retractándome de mis pensamientos.

Y entonces ocurre, despiertan mis labios.

-An- Antonio. - pronuncio tu nombre tartamudeando.

Supongo que piensas que chico más tonto. Y me quiero morir. Pero el tiempo se para cuando veo que te me acercas. Dudo en mirarte. Ya no se que hacer. Pienso en correr a otro vagón, pero...

-Yo no te conozco y ya te echo de menos. - dices sentándote a mi lado.

Y ya estamos llegando, mi vida a cambiado. Un día especial este once de marzo. Me tomas la mano. Miro a todos lados, estamos solos y ni cuenta me había dado. Llegamos a un túnel que apaga la luz. Encuentro tu cara gracias a mis manos. Me vuelvo valiente y te beso en los labios.

-Te quiero. - dices rodeando mi cintura. - Te quiero a pesar de que no te conozca realmente.

Mis ojos se agrandan al escuchar aquellas palabras. No puedo evitar el flujo de las lágrimas y el echo de sentirme el idiota más feliz de la tierra.

-También te quiero bastardo.

Fin

Spamano One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora