Llegue al lugar donde podría ser yo misma, busqué desesperadamente las llaves de la cabaña en uno de mis bolsillos, se me bajo por un momento la presión cuando sentí que no estaban, poco después recordé que se encontraban en el maletín que había descargado en la entrada, abrí la puerta poco simétrica encontrándome con polvo, mugre y algunas telarañas de tiempos sin pisar este sitio, hace tanto que no visitaba aquel lugar, la encontramos por casualidad al ayudar en un caso de maltrato doméstico quedando el lugar deshabitado, yo tiempo después saque una copia de las llaves encontrándome aquí ahora, cruce el marco de la puerta lanzándola con brusquedad, me quite la peluca que me ayudo en mi primer paso, organice mi cabello de forma en la cual mi flequillo se viera maravillosamente perfecto y mi cabello con las ondas en las puntas, empecé a limpiar, ordenando rápidamente el establecimiento, sabía que Anita estaba a pocos minutos de llegar por lo que prepare mi obra de teatro como ya estaba previamente ordenado en mi mente.
Mi queridísima Ana entró a la remota cabaña, que aunque escondida, estaba arreglada para una gran fiesta, me tomó bastante tiempo acomodar de maravilla la iluminación, dejar los papeles falsificados de pedidos de comida para ese día, colocar algunas decoraciones que aunque poco simétricas los colores combinaban a todo dar, simplemente nunca se me ha dado bien las decoraciones, menos de una estúpida fiesta que ni siquiera se realizaría.
-Hola, disculpa, la puerta estaba abierta- dijo mi pequeña invitada con timidez.
-¡joder!, lo lamento, tal vez no le puse el seguro y alguna zarigüeya la abrió- dije con seguridad, entre tanto mi mente preocupada estaba alerta a la alarma que había puesto para que supusiera una llamada, aliviándome cuando escuché el sonido.
-¿Me disculpas?, tengo que atender- dije en el tiempo que veía como estaba emocionada observando cada una de las ridículas decoraciones.
-sí, está bien-
Fingí una larga conversación en tanto que intentaba recordar la muerte de mi querido Max, el amigo más fiel de toda mi vida, fue el perro guardián más inteligente que conocí, recordarlo me traía un agrio recuerdo consiguiendo así derramar algunas lágrimas, mientras rogaba con insistencia que no cancelaran mi reunión, que tenía todo totalmente organizado, había gastado mucho dinero en comida y presentación, caí devastada al piso apoyándome en las rodillas, entre tanto esperaba con las manos cubriéndome la cara que mi presa cayera ante mi dulce y torrencial llanto, efectivamente vi de reojo como ella venía corriendo a mi encuentro, me abrazó dándome consuelo, agarro los mechones de mi cabello que cubrían mi rostro apartándolos con sutileza, agarro mis manos mirándome fijamente a los ojos prometiéndome que ella me daría un pequeño show de consolación y me acompañaría en esa noche fría y sola, sinceramente a mi mente retorcida y psicópata ese plan le pareció exquisito.
En ese momento se lanzó para abrazarme, entonces yo perdí cualquier rastro de cordura que quedará en mí ser desordenado y loco, ahora solo pensaba en cogérmela, quería que fuera mía en ese maldito instante, se apartó instantáneamente diciendo que todo estaría bien. Me levanté intentando no perder la postura, sequé mis lágrimas, agarre los vasos previamente desinfectados, serví un poco de vino para las dos, el cual estaba perfectamente preparado con uno de los mejores somníferos para conejitas como ella, separe dos de las sillas acercándolas a la mesa en tanto que le ofrecía sentarse, con gusto acepto en el tiempo que yo traje las bebidas, la combinación de escucharla cantar, mirar desesperadamente sus labios y el alcohol en mi cuerpo hizo que volviera a enloquecer haciendo que repentinamente la besara.
-Joder, maldita sea, discúlpame Ana, yo no quise...- puso un dedo en mi boca antes de que yo pudiera terminar.
-¿Qué crees que estás haciendo?, gracias por la oportunidad, pero es mejor que me vaya- dijo con el miedo invadiendo sus ojos, mientras salía de la sala e intentaba girar la perilla.
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El caso del abecedario
Randomconocerás el lado mas oscuro de los hechos de una mente psicópata, pero, ¿podrás soportarlo?