𝓜𝓲 𝓹𝓻𝓲𝓶𝓮𝓻 𝓪𝓶𝓸𝓻 Ricardo Alcaraz x Tn (Reescrita)

Infumable o infunable

Al final del día, Ricardo y Tn no lograron llegar temprano a la escuela. Entraron justo a las dos últimas clases, con las mochilas mojadas y la ropa sucia por la lluvia y el lodo. A pesar de todo, eso no fue impedimento para que todos los miraran como si fueran estrellas de cine.

Se sentían fuera de lugar, confundidos, sin entender de dónde venía tanto alboroto. Estaban empapados, como si vinieran de una película de acción improvisada, pero para los demás, su apariencia era sinónimo de un tipo de perfección ajena a la realidad. Mientras se sentaban en sus lugares, las miradas no paraban, y aunque la situación era absurda, Ricardo y Tn se sentían incómodos.

Desde ese día, algo cambió. Tn comenzó a notar cómo todo el mundo empezaba a tratarla de una forma más atenta. Ya no importaba si decía algo fuera de lugar o incluso "funable", todos la alababan. Al principio, este tipo de atención había sido su sueño. Siempre había querido ser reconocida, admirada, ser la chica popular en la universidad. Pero ahora, con todo eso, la sensación de satisfacción desaparecía tan rápido como llegaba. En lugar de ser valorada por quién era, estaba siendo idolatrada por cómo se veía. Y lo peor de todo es que ni ella misma sabía si podía soportarlo mucho más.

Llevaba días siendo halagada por su apariencia, sin que nadie se interesara realmente en quién era o cómo pensaba. Nunca le preguntaban sobre su forma de ser, sus opiniones o sus sueños. Parecía que todo lo que importaba ahora era su imagen, y a pesar de que en algún momento había soñado con ser famosa por ser "diferente", ya no estaba segura de qué tan bien se sentía al respecto.

Un día, saliendo de su segunda clase, caminó por el campus buscando a Ricardo. Al final lo encontró en el patio, tirado en el pasto seco, mirando al cielo, como si estuviera buscando algo interesante en las nubes . Decidió hacerle compañía y se acercó, saludándolo. Ricardo la miró con una sonrisa honesta, como siempre lo hacía.

— Oye, Ricardo... ¿La gente siempre ha sido tan superficial contigo? — preguntó Tn, de manera un poco más seria de lo que pensaba.

— Con decirte que la mayoría de mis comentarios son de simps que sólo hablan de lo "aesthetic" que soy — respondió Ricardo, sin despegar la vista de su celular mientras buscaba ropa para perros.

— ¿Y eso te molesta? — preguntó Tn, sintiendo cómo un peso comenzaba a apoderarse de ella.

— A veces, sí — dijo él sin mirar a Tn, aún concentrado en su búsqueda de ropa para perros. — Creo que si no fuera convencionalmente guapo, tal vez habría más gente que diría que solo soy un loco que hace comentarios ofensivos por ardido.

— Vaya, qué triste — comentó Tn con sarcasmo, cruzando los brazos, pero en el fondo entendía lo que Ricardo quería decir.

— ¿Por qué la pregunta? — Ricardo la miró ahora con curiosidad, notando que algo estaba inquietando a Tn.

— Alcalina... tú sabes que mi sueño siempre fue ser popular, bueno aparte de gobernar el mundo, claro, pero todo esto es una mierda. — Tn se mostró frustrada. Los nervios, la presión, el peso de la situación, todo salía a la superficie.

— ¿Quién eres y qué le hiciste a Tn? — dijo Ricardo, fingiendo sorpresa, aunque de alguna manera él también lo había notado. Algo en ella había cambiado.

— Es en serio, Ricardo. Estoy cansada de tener que cambiar mi forma de ser y mi forma de vestir solo para encajar. Da igual lo que diga, todos me van a aplaudir como si hubiera encontrado la solución a la corrupción, cuando antes me decían que era infumable.

— No creo que todo sea tan malo— Ricardo intentó calmarla.

— ¡Dije de broma que los morenos y negros no deberían tener derechos, y todos estaban de acuerdo! Incluso el profe. — Tn, ahora visiblemente agitada, alzó la voz.

— Oh... — Ricardo respondió con una cara de confusión, sin saber cómo reaccionar ante lo que acababa de escuchar.

Ricardo se quedó en silencio, intentando buscar una solución. No podía entender cómo la superficialidad de la gente podía afectarla tanto, pero sabía que necesitaba hacer algo para que Tn se sintiera mejor consigo misma.

— Sabes, todos aquí son unos tarados, incluidos nosotros. Y por cierto, no me digas 'Alcalina', creo que pronunciar mal mi apellido ya es a propósito. — dijo Ricardo, con tono de broma, tratando de aliviar la atmósfera tensa.

Tn soltó una risa corta, y por un momento, todo pareció calmarse. Se dejó caer al suelo, mirando el cielo contaminado por la ciudad. Aunque no era lo que siempre había imaginado, algo en ese momento parecía más real que todo lo demás.

Pero su tranquilidad duró poco. Un balón golpeó de lleno la cara de Ricardo, quien se levantó rápidamente del suelo, mirando a Tn con cara de incredulidad.

— ¡Ay, qué bien! Ahora también soy víctima de la violencia en este lugar— dijo Ricardo, tocándose la cara con dolor

— ¿Ves? Así es la vida aquí, nunca se puede estar tranquilo. — Tn le dijo entre risas, mientras ambos se levantaban del suelo.

De repente, como si nada hubiera pasado, los dos se dirigieron hacia sus respectivas clases.