Hoy había soñado con él. Fue lo primero que recordé cuando abrí los ojos, eso me puso de muy buen humor, porque tenía una razón para levantarme temprano por la mañana (además de tener un viaje en tren hacía Tokyo) por fin, después de tres semanas lo vería otra vez. Las clases en la universidad empezarían la próxima semana para mí, y él ya tenía una semana de haber ingresado a clases así que estaba ocupado integrandose a lo nuevo.
─Kairi, saldremos en quince minutos, ¿tienes todo listo? ─pregunta mamá entrando a la habitación. Sonreí y asentí. ─Tengo todo listo, gracias a Dios que mudamos mis otras cosas con anticipación, sería más difícil si no ─le digo. ─Sí, con lo distraída que eres estoy segura de que hubieses olvidado algo, echa un último vistazo a la habitación y lleva lo que no hayas guardado o lo que vayas a necesitar, de todos modos podemos enviarlo por correo o puedes comprarlo en dado caso de que sea algo de uso personal. ─Tengo todo mamá, solo hay una cosa que no puedo llevar conmigo a Tokyo ─le digo, ella sonríe y me abraza─. Es a ti ─cierro mis ojos con fuerza. ─Ay mi niña, me encantaría ir contigo... verás que el tiempo pasará rápido, además vendrás en vacaciones y cuatro años pasarán volando, no te preocupes, mamá siempre estará para ti. ─Lo sé, de verdad te extrañaré, mami.
Sería difícil separarme de mamá, ella es la persona que me escucha y en cierta medida me entiende. Mamá es una persona fundamental en mi vida, vivir sola en Tokyo no sería fácil sin su ayuda y compañía. Habían muchas cosas que me ponían triste acerca de irme a la universidad, como también otras me hacían muy feliz, y una de ellas era empezar la carrera de mis sueños. Tenía muchas ganas de empezar mis clases. Sabía que no sería fácil y que muchas veces desearé rendirme y abandonar todo, pero sabía que eso era lo que me haría feliz, así que me emocionaba mucho.
El viaje en tren fue de 3 horas. Cuando llegué a Tokyo me fui directamente al apartamento y como ya conocía la zona se me hizo sencillo llegar. Dejé la maleta en la habitación y me acosté a dormir, tenía mucho sueño por despertar temprano y en el tren no pude dormir casi, de manera que me sentía cansada y decidi dormí. Por la tarde vería a Riki para salir a comer así que quería tener las energías suficientes.
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La alarme que había programado empezó a sonar dadas las 5:15 p.m. Dormí por cinco horas y me sentía bastante mejor. Me duche y lave mi cabello, como tenía, aún, tiempo para areglarme, me sequé el cabello y lo peiné.
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Terminé de maquillarme como mi tía me había enseñado y me apresuré para salir al lugar que había acordado de ir y encontrarme con mi chico. Me costó un poco encontrar el sitio y tuve que preguntar unas cuantas veces a diversas personas, pero finalmente lo ubiqué.
Mi corazón saltó de alegría al verlo, lucia muy bien «como siempre». Se veía bastante concentrado dibujando, lo que lo hacía ver aún más atractivo e interesante. Sonreí y me acerqué despacio. Aproveché que estaba distraído para cubrir sus ojos con mi mano y preguntar:
─¿Quién soy? ─digo cerca de su oído. ─¿Mi Kairi? ─sonrío y le abrazo por los hombros dejando un beso en su mejilla. ─Te adoro ─cierro mis ojos sintiendo su aroma que hace mucho no percibía. ─¡Te extrañé mucho! ─toma mis manos. ─Y yo a ti ─me siento a su lado para abrazarnos mejor. ─¿A qué hora llegaste? ─me pregunta acariciando mi cabello. ─Llegué antes del medio día, viajé desde temprano, y dormí cinco horas por eso no te escribí antes, pero moría por verte. ─Qué bueno que descansaste ¿tienes hambre? ─asiento. ─Sí, mucha, no comí mucho en el tren y no desayuné casi nada. ─Pidamos algo primero entonces ─asiento nuevamente, pero no pude resistirme a abrazarlo otra vez. Lo escucho reír. ─Estoy feliz de verte ─beso su mejilla una vez más. ─Y yo adoro que estés aquí ─me dice y me devuelve el beso en los labios, me aparté apenada sin esperarme un beso de su parte. Era la primera vez que nos dábamos un beso. ─Lo siento ¿fue muy repentino? ─niego rapidamente. ─Para nada, es solo que es nuestro primer beso ─lo miro a los ojos. ─Tú estabas dándome besos, y yo también quería hacerlo ─me río─. ¿No puedo besarte? ─¡Claro que puedes! Ya pasaron dos meses desde que somos novios oficiales, te tardaste mucho en darme un beso ─le digo. ─Estaba siendo respetuoso... los novios también tienen un límite. ─Agradezco que lo sepas, y por eso eres un buen novio ─acaricio su cabeza como si fuese un cachorro.