Cautivo.

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Poseidón pestañeó al ver cómo una mariposa de alas azules y negras entraba por el balcón de su habitación

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Poseidón pestañeó al ver cómo una mariposa de alas azules y negras entraba por el balcón de su habitación. El Omega sintió envidia de inmediato, esa mariposa vino; se posó en el suelo y después se fue, muy a diferencia de él. El Omega suspiró con pesadez, no comprendía cómo había terminado así, siendo prisionero de este palacio; que una vez llamó su hogar.

Hace unos meses su padre había iniciado una guerra con el Reino de un extranjero.

Su padre ansiaba gobernar ese Reino y robar sus tesoros, pero sobre todo, quería tener el gran honor de haber derrotado al gran Qin Shi Huang, él último de su clan (por el momento). Quería ser quien acabara con la dinastía Qin, pero para su mala suerte, no pudo, el tal Qin resultó más inteligente y más audaz de lo imaginado. Sus hombres derrotaron a los guerreros de su padre no sólo con fuerza si no también con estrategias, para después matar al mismo rey. De la noche a la mañana su Reino había pasado a manos enemigas, y para colmo su hermano mayor había escapado sin él, dejándolo sólo y desprotegido aquí.

Aunque Poseidón sabía que esto era muy malo, sólo trató de mantener la calma, Hades no lo abandonó, tal vez sólo fue a buscar ayuda y refugio en algún reino vecino, sabía que Hades no era así de gallina, sin mencionar que si se hubiera quedado aquí, al ser el mayor es muy probable que Quin lo hubiera matado para que no pudiera reclamar el trono.

El ojos azules se acercó al balcón, Poseidón por su parte, no corría peligro de ser aniquilado, al ser un Omega no podía reclamar el trono, lo que significaba que no era una amenaza para Quin. Pero eso sí, el Omega era tan hermoso y majestuoso, deseado por todos, tanto en el reino cómo en los reinos vecinos. Su vestimenta estaba conformada por un quitón de lino (la tela más fina que había podido haber), joyas que lo adornaban que iban desde anillos en sus dedos, hasta llegar a la hermosa corona de hojas de laurel hecha con oro puro que reposaba en su cabeza.

La puerta se abrió y unos sonidos de pisadas se escucharon por toda la habitación, no hubo necesidad de que Poseidón se volteara, sabía perfectamente que Quin había entrado.

Después de que Quin invadiera el castillo y asesinara a todos los guardias y criados que se encontró a su paso, al entrar a una habitación, se encontró con la más grande Sorpresa de su vida, en esa cama y con una mirada seria y demandante había un Omega hermoso, con el rostro y el cuerpo más sublime que haya podido ver, al parecer era el hijo del rey que había matado.

Quin no lo dudó, y cómo buen apreciador del arte lo dejó con vida. Ese Omega era digno de ser su Reina, sólo por ello lo dejó con vida, sus súbditos lo adorarían y le daría una muy buena descendencia.

-Luces igual de hermoso que siempre -añadió detrás de él. Sin duda Poseidón era el Omega más hermoso que había podido ver en su vida, digno de ser su reina y la madre de su futuro heredero. Poseidón no se volteó, ni le dirigió palabra alguna, el Omega odiaba a éste tipo engreído y soberbio.

Majestuoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora