Golden hour

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Ver tus ojos es una de mis cosas favoritas, ver tu sonrisa hace que mi corazón salte de alegría, el sabor de tus labios es vida para mí, solo tú, solo tu serás quien me brinda todo esto, esa calidez, esa sensación.

Tan perdido estaba en mis pensamientos que no sentí tu presencia hasta que te acercaste a mí y me abrasaste por la espalda.

—¿En qué piensas, hombrecito? —susurraste a mi oído con dulzura.—

—En tí —respondí con una sonrisa mientras tus manos se movían a mis hombros y te paraste frente a mí.—

—¿En serio? —hablaste entre un murmullo y una risa baja.—

Tus ojos hicieron contacto con los míos, me perdí totalmente en tu mirada que todo a mi alrededor me parecía irrelevante ahora que estabas tú conmigo.

Te acercaste a mí de manera coqueta, te sentaste en mi regazo y presionaste tus labios contra los míos, pusiste tus brazos alrededor de mi cuello y yo te sujete de la cintura.

Me besaste con suavidad y ternura, mientras yo hacía lo mismo y mis manos acariciaban tu espalda, tus ojos cerrados igual que los míos. Yo solo quería disfrutar de tu compañía, el sabor de tus labios, tu aroma... y algo más que eso.

Creo que lograste leer mis pensamientos, por qué te separaste de mis labios, te levantaste y me tomaste de la mano, me guiaste hasta mi habitación, entramos y tú me empujaste hacia la cama.

Te acercaste a mí de manera seductora, como si te hubieran disparado, caiste encima de mi desplomada, el roce de tus suaves, hermosos y únicos, que tenían en su contorno un labial negro, los cuales tenían la intención de poseerme con un simple beso y asi sucedió.

Empezó el jugueteo de nuestras bocas chocando una contra la otra, mientras nuestras lenguas bailaban al compas y el beso subía de intensidad.

Tus manos acariciaban mi torso, mientras las mías acariciaban tu espalda y nuca. Poco a poco te separaste de mis labios y bajaste a mi cuello, dónde dejaste marcas que yo jamás olvidaré.
Repartirse besos, lamidas, mordiscos y chupetones en mi cuello, parte de ellos quedaron marcados por tu labial.

Sin más, yo tomé impulso y me di la vuelta, cambiando de roll, tu debajo de mi y yo encima tuyo.

Empeze a repartir besos por tu cuello, tanto como lo fueron mordiscos y chupetones, solo pudo escuchar un dulce sonido de tu parte, el cual me impulsaba a más. Pare mis movimientos un momento, enterré mi rostro entre el hueco de tu cuello y hombro, quería disfrutar de tu aroma, el cual yo deseaba con lujuria que se quedará impregnado en mi piel.

Levanté mi mirada un momento para encontrarme con tus ojos color bayas primaverales, los cuales sentí que me hipnotizaron un par de segundos, tu respiración era algo entre cortada igual que la mía, me acerque a ti hasta que nuestras respiraciones chocaban y bese tus labios con deseo.

—Te amo...—murmuré en medio del beso, sujetando con firmeza tus caderas.—

—Yo también te amo —dijiste de vuelta, apegándo-te más a mí.—

Me separé lentamente de tus labios para volver a encontrarme con tus ojos que brillaban en la oscuridad de la habitación, con mis manos empeze a explorar tu cuerpo, cada pequeña parte de el no fue de ser persivida por mi, tu soltabas suspiros entre cortados mientras tratabas de ahogar tus gemidos mordiendo tu labio.

—Dejame escucharte —suplique en un susurró, mis manos bajaron hasta encontrar el borde de tu camisa.—

Obedeciste mi petición, dejando escapar tus gemidos que eran música para mis oídos, trate de quitarte la primera prenda pero no pude. Tu me asististe con eso, haciendo lo mismo con tu sostén, dejaste tus pechos expuestos ante mi. No hice ningún otro movimiento, solo que no podía apartar mi mirada de ti, desviaste tu mirada sonrojada.

Golden hour | °One-shot Timebomb°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora