Heredero de la Muerte

💀 Capítulo 2 💀

Milos lanza un golpe directo a la cara de su oponente, saltando hacia atrás cuando lo esquiva y arremete contra él, siente su labio partido punzar al igual que sus costillas y abdomen, el contrincante con el que peleaba era duro, no lograba derribarlo el tiempo suficiente para que el combate terminará, si quería ganar debía derribarlo en ese momento, sino lo hacía no se llevaría el dinero.

Consigue bloquear otro ataque y aprovecha para lanzar un puñetazo a su abdomen para después golpear sus rodillas haciéndolo trastabillar, pero su oponente se recuperaba con una facilidad asombrosa, no se detiene y continúa con los golpes consecutivos, tenía que derribarlo, tenía que ganar esa pelea, mucho dinero estaba en juego, no podía darse el lujo de perder.

Milos lanza un gruñido y con una velocidad asombrosa golpea a su oponente en la nuca y después las rodillas derribándolo, al fin. Toma sus manos y se sienta sobre su espalda haciéndole una llave casi rompiendo su brazo. El hombre golpea el suelo del ring tres veces. Rindiéndose.

Milos se levanta con los puños en alto y el pecho brillando en sudor, el presentador ingresa al ring.

—¡Tenemos un ganador, Milos "El Jaguar" se corona nuevamente como campeón! — grita por el micrófono extasiado y todos los presentes comienzan a gritar en acuerdo.

Milos baja del ring y se encamina a los decrépitos vestidores, quería limpiar la sangre y el sudor de su cuerpo, esa era la última pelea que tenía esa noche y seguramente pasarían varias semanas hasta que volviera a pelear. Damián y él habían comenzado vendiendo contrabando, joyas, alcohol, todo aquello que pudieran vender, pero con el tiempo llegaron algunos socios que creyeron que era buena idea iniciar el negocio de las peleas clandestinas. Con los años habían llegado peleadores de varias Regiones — ahora era así la forma en la que se dividía el planeta las cuales se habían unificado en un mismo idioma y forma de gobierno — las peleas y las apuestas habían subido de nivel, Milos peleaba un par de veces al mes, más que nada porque siempre era bien recibido un dinero extra, pero realmente nunca se había interesado por las pelas mucho más allá de eso, era lo mejor, la gente con la que sus socios hacían tratos no siempre tenían las mejores intenciones, entre más alejado de ellos mucho mejor.

Damián pensaba igual así que ambos habían seguido con su negocio de contrabando, consiguiendo cosas que la gente no siempre podía conseguir o vendiendo lo que recolectaban en el mercado negro a un mayor precio del que realmente valía, eran buenos en lo que hacían y les dejaba buen dinero el suficiente para poder vivir en paz con su familia y lograr sobornar a las autoridades para que se hicieran de la vista gorda con lo que ocurría y no les enviaran a las fábricas.

Nadie quería ser enviado a las fábricas, no si podían evitarlo, esos lugares eran la muerte segura para cualquiera que entrara y aquellos que dirigían esos lugares no tenían consideración para los que trabajaban con ellos, no les importaba si eran hombres, mujeres, ancianos o niños, todos trabajaban igual, o mejor dicho, todos eran esclavizados de igual forma, porque los dueños de esos lugares no engañaban a nadie al decir que tenían salarios justos, todos sabían la verdad, pero justo como las autoridades decidían hacerse de la vista gorda, porque la opción... bueno, realmente no había opciones, o acatabas lo que el gobierno decía o eran fácilmente silenciados.

Realmente eran pocos los que tenían opciones y la mayoría de las veces eran las castas altas los que las poseían, los demás como Milos no tenían opciones, no a menos que no te importara ensuciarte las manos para lograr sobrevivir y a Milos no le importaba, no mientras su hermana estuviera a salvo y con las manos limpias, haría lo que fuera para que ella nunca tuviera que arrebatarle la vida a alguien, a pesar de eso él la había entrenado y lo seguía haciendo, ella no era ninguna joven indefensa, claro que no, era una guerrera, Milos le había dado las armas necesarias para que ella pudiera defenderse, pero también haría lo que fuera para evitarlo, ella era demasiado buena para ese podrido mundo.

Damián lo encuentra en las duchas llevando un maletín en sus manos.

—Tengo el dinero, date prisa antes de que algo ocurra — le dice antes de que Milos logré preguntar algo.

Él solo asiente y termina de bañarse, sale y se viste con la ropa que Damián dejó junto a la puerta y se dirige a la salida.

Se detiene de golpe cuando sale, Damián está de pie frente a la puerta, pero eso no fue lo que le hizo detenerse, sino que su amigo estaba congelado, no se movía, de hecho, todo a su alrededor había dejado de moverse, Milos podía jurarlo.

—¿Qué mierda está pasando aquí? — cuestiona en voz baja, sin esperar respuesta y acercándose a su amigo.

—Necesitaba hablar contigo, así que pedí un pequeño favor para poder hacerlo — le responde una voz, Milos se tensa al reconocer esa voz, era la misma del sueño que tuvo esa noche, ¿estaba soñando otra vez?, ¿se había caído y golpeado la cabeza?

Se lleva las manos a la cabeza y sumerge sus dedos entre su cabello negro.

—Estoy volviéndome loco — sisea y el hombre suelta una carcajada.

—No seas necio niño y escúchame, es lo mejor que puedes hacer, no estás soñando, al menos no ahora y no te has desmayado — le explica, Milos niega sin mirarlo y el hombre bufo — bien, voy a darte una prueba.

El hombre chasquea los dedos y ambos desaparecen del lugar.

Pronto ambos se encuentran de pie ante una fuente de roca oscura, la cual se encontraba llena de un agua tan clara que Milos fácilmente podía ver lo que estaba al fondo de esta.

—¿Dónde estamos? — le cuestiona Milos a quien decía ser la Muerte.

—Este lugar es la Fuente de la Verdad — le explica la Muerte acercándose a la fuente — podría decirse que es un regalo, pero ya nadie lo usa, demasiado peligroso, de hecho, está prohibido poner un pie aquí, si nosotros lo hacemos es porque estamos en mis territorios, pero eso no importa, esta fuente te mostrará la verdad que debes conocer y aceptar — termina la Muerte, mirándolo con fijeza.

Milos traga saliva de pronto con un nudo en el estómago.

—Acércate Milos y mira la verdad por ti mismo.

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