Enzo es un turrito tatuador que tiene su estudio en Morón. Julián es un simple florista cuya tienda lamentablemente se encuentra a pocas cuadras del estudio de Enzo.
La típica, va a haber modismos argentinos y regionales, etc. Voy a mencionar marca...
Syringa purpurea: simbolizando "las primeras emociones del amor"
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Subir hasta el departamento de Emi es complicado porque el ascensor es diminuto, aunque supuestamente tiene capacidad para 3 personas, apenas entran Julián y Paulo solos, es por esto que el mayor siempre trata de subir los 3 pisos por escalera al mismo tiempo que ellos suben en el ascensor. Obviamente ellos llegan antes pero él igual llega bastante más rápido de lo esperado.
Ya estuvieron ahí múltiples veces pero aún se ríen con lo ridícula que es la alfombra de "bienvenida" que tiene a los pies de su puerta.
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Está bien que es un chabón hermoso, simpático, musculoso, dotado, elocuente, romántico, extrovertido... Ehh... que frecuentemente invita gente que conoce a través de aplicaciones de dudosa procedencia a su casa, pero ¿no será un poco mucho? Una gran pregunta que siempre invade la mente de Julián es cómo se lo tomarán sus ligues al ver semejante felpudo.
Cuando Emiliano llegó, les abrió la puerta y apenas entraron lo primero que vieron fue a Nicolás parado sobre el sillón cantando, a los gritos, con toda la pasión del mundo. Al lado suyo estaba Alexis, aturdido.
–¿Y quién iba a saber que era' mi mujer? ¡¡Pero, mami, me dejaste tan solo y te pienso cada día que enro-!! –su sesión de canto fue interrumpida por Emi bajándole el volumen al parlante– ¡Eu! Re cortamambos Dibu –se quejó.
–Gracias 'mano, no daba más –le agradeció el colorado, harto del griterío del barbudo.
–Hola a ustedes también –dijo Paulo mientras revoleaba los ojos fingiendo estar ofendido.
–Bue, hola Paulito, hola Juli –se saludaron entre todos.
Estuvieron un buen rato hablando boludeces varias mientras tomaban un poco de alcohol. Entre todo lo que hablaron, Paulo les contó lo que había pasado con Emilia pero tocaron el tema muy por encima tratando de no incomodar a Juli. De alguna u otra forma, resurgió el tema de la promesa que el menor había hecho hace no tanto tiempo.
–Te aviso, Ju, que vayas buscando inspo y diseños porque, viendo como vienen los partidos y con la paliza que le dieron a Racing el otro día, esta copa libertadores la gana River fijo –mientras decía eso, Emiliano le apoyó esa mano enorme suya en el hombro.
–Obvio, si River es el más grande papá –respondió orgulloso de su club.
–¿Y ya decidiste dónde hacértelo?
La promesa de Julián fue muy concreta, si River gana la copa libertadores, se tiene que tatuar el escudo. No era una promesa cualquiera, tenía un fin específico: que Julián superase su fobia a las agujas. Obviamente no le había dicho a Emilia sobre dicha promesa, esa loca se lo dejaría terminalmente prohibido, le dan asco los tatuajes y no le da miedo expresarlo cada vez que ve uno.
