"¿Te odio?"
Y después de todo, el toque de una lágrima no se compara con lo que causa está.
Después de perdonar mi corazon, entendí que el ser amado es lo mismo que ser odiado.
Ser repudiado por ti para otros es un pecado.
Para mí es un suave descanso, para olvidar y nunca recordar todo lo que me hiciste pasar.
Así que ódiame con ganas, hasta que tus nudillos se pinten de rojo al golpear la pared con impotencia.
Ódiame tanto que escuchar una sílaba de mi nombre haga resonar todo lo que me hiciste en tu cabeza.
Ódiame hasta que la muerte te separe de tu ego y tu cuerpo se llene de palabras que en cualquier momento te dejarán estupefacta.
Y odiame bastante, porque en el momento en el que llegues al Inframundo espero que te reciban con una sonrisa y una lista de maldiciones irremediables hacía tu persona.
Porque el mal que me causaste, no tiene ningún tipo de cura y me lo llevaré a la tumba.
