Especial de San Valentín

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La relación de Ginger y Ashton no podía ser más perfecta. Almorzaban juntos, caminaban juntos al salir de clases y por sobre todas las cosas, hacían las tareas juntos. Eran tan cursis que algunos de sus compañeros decían que daban asco.

Pero a Ginger y Ashton no les importaba. Ella iba a los entrenamientos de su novio y él escuchaba cada canción de su banda favorita, incluso tenía que aprenderse las letras, porque si no le reñía por ello.

Y como toda pareja de enamorados querían celebrar San Valentín a lo grande. En especial si era el primero. 

Ginger llevaba semanas buscando el regalo perfecto: una gorra de los Chicago Bulls autografiada por el mismísimo Michael Jordan. Sí, un regalo complicado de conseguir, pero no para ella. Había encontrado a un chico que la vendía por internet a un precio accesible. Lo malo: había otro comprador interesado en la gorra, así que Ginger había comenzado a desesperarse por ello, no porque el precio aumentara, si no por el vendedor buscaba dársela a una persona que estuviera dispuesta a cuidarla tanto como él y claro, aunque ella deseaba regalársela a su novio no creía que fuera razón suficiente.

Por otro lado, Ashton buscó en todas las tiendas de la ciudad el álbum de Between Us en su edición limitada. Solo quedaban dos días y lo más parecido que encontró fue un poster de las integrantes en la portada de su álbum. Tal vez sería un buen obsequio si su novia no tuviera dos del mismo. Hasta ya estaba considerando aprenderse la coreografía completa de su último tour porque ese álbum estaba más extinto que sus calificaciones de geometría.

Ambos estaban desesperados, pero fingían bien ante el otro para no verse como el peor novio y novia del mundo.

Ginger hizo un último intento por conseguir la gorra, pero el dueño se la vendió a la otra persona porque su historia sobre que Michael Jordan lo inspiró a jugar básquetbol le conmovió el corazón. Ashton fue a la única tienda que no había visitado, una que estaba en las afueras de la ciudad, y preguntó por el disco, para su mala suerte una chica había comprado el último.

Ninguno consiguió el regalo soñado y sentían que habían arruinado un día que debía perfecto para ambos. 

Ashton esperaba con un ramo de rosas a que Ginger bajara el autobús. No era cómo lo había planeado, pero confiaba en que las flores fueran suficiente para enmendar su error. Salvo que no esperaba que al verlo le quitará su nueva la gorra de los Chicago Bulls.

—¿Dónde la conseguiste? —le preguntó con los ojos bien abiertos.

—Un chico me la vendió por internet. Casi no la consigo porque otro tipo quería comprarla.

—Yo era el otro tipo. —Se señaló molesta.

Ashton abrió los ojos con sorpresa.

—¿Querías regalarme una gorra de mi equipo favorito?

—Obvio que sí, tonto. Era una sorpresa.

Ashton estuvo a punto de darle un abrazo para consolarla hasta que vio la foto que tenía su novia en su fondo de pantalla.

—Ginger, ¿ese no es el álbum que tanto deseabas?

Ella bajó la vista a su teléfono y asintió con la cabeza.

—El otro día fui con mi mamá a una tienda y lo vi. Era el único que quedaba, así que no dudé en comprarlo.

—Pequeña fan obsesionada. —Le pellizcó una mejilla con cariño y ella se apartó.

—Te advertí que no volvieras a hacerlo. —Se sobó la mejilla y volvió a hablar—. Pero ¿por qué lo preguntas?

—Porque ayer fui a la misma tienda, pero me dijeron que una chica compró el último.

Su novia puso su cara más inocente y se guardó el teléfono con disimulo.

—No tenía idea que pensabas regalármelo. Yo iba a hacer lo mismo con la gorra.

Ambos se miraron fijamente y comenzaron a reír.

—Somos un par de tontos.

—Tú lo eres más.

Ginger continúo riendo, por lo que Ashton aprovechó para tomarla de la cintura y ofrecerle las rosas, que ella no notó por enfocarse en la gorra.

—¿Qué te parece si vamos a comer hamburguesas y ver una película después de clases?

—De acuerdo, pero vayamos a Burger King antes de que nos veten de por vida.

—Lo que tú quieras.

Ashton no dudó ni un segundo en robarle un beso a su hermosa novia, a pesar de que están afuera de la escuela y cualquiera puede verlos. Ginger pasó sus brazos por el torso de su novio para que no pudiera alejarse, aunque nunca lo haría.

—Feliz San Valentín a mi genialosa novia —dijo antes de darle otro beso.

Ginger sonrío en grande, provocando que sus pecas se marcaran en sus mejillas.

—Feliz San Valentín a mi genialoso y molestoso novio.

Ashton la miró todavía sin creer que había logrado ser el novio de la chica de sus sueños. Antes solo podía imaginar cómo sería besarla o tocar su cabello y ahora la tenía cantándole canciones de Little Mix a todo pulmón y diciéndole lo mucho que lo quería.

Ashton no podía ser más feliz. 


Hola, hola

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Hola, hola.

¿Podemos hablar lo de bonitos que son este par? Me dan ganas de llenarlos de besos y abrazarlos *llora porque nunca tendrá un Ashton Cold en su vida*. 

Espero que hayan disfrutado este extra, es corto, pero me pareció interesante contarles de su primer San Valentín (y nunca está de más volver a escribir sobre ellos, es que los amo). 

Les deseo un feliz San Valentín y ojalá les regalen un ramo de libros <3

Besos.

More Than Words (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora