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Acostado.

Acostado en su cama miraba hacia el techo.

No sabía que hacer.

Nunca escaparía de las mentiras.

Solo quería desaparecer.

Jimin... Tienes que seguir.

Debes de destruir a tus padres.

Esa maldita voz, no le estaba ayudando.

¿Cómo seguiría si solo le mentian? No haría nada con quitarles todo lo que les pertenece. Nada.

—Basta. —tomo su cabeza para cerrar los ojos.

Entonces... Desaste de ellos... Matalos.

Si. Matalos.

Matalos.

Que no vivan.

No merecen vivir, asesinalos.

Acaba con las mentiras.

Jimin miro un punto fijo en el techo, escuchando una y otra vez las voces en su cabeza.

Asesinarlos...

¿Las mentiras podrían terminar?

Ellos no tendría el poder sobre él nunca más.

¿Podría ser feliz...?

¿Por fin..?

Escucho de fondo el tono de una llamada entrante sacándolo totalmente de su trance.

Se levantó para caminar hasta el teléfono.

—... ¿Hola? —contesto.

—Oh. Ho-hola Jimin. Soy Daniela. —saludo con voz algo nerviosa la joven.

—Hola Daniela. —hablo sin ninguna emoción alguna.

—Perdón si te estoy molestando. —se disculpa con vergüenza.

El rubio dió un suspiro.

—Descuida... 

La chica sonrió un poco.

—Se que es raro que te llame ya que terminamos la misión... Pero, ¿Te encuentras ocupado? —pregunto algo curiosa.

—No. —contesta de manera severa— ¿Cómo obtuviste mi número?

—Eh, Namjoon me lo dió. —responde nerviosa.

—Oh.. Bien.

—Bueno... ¿Te gustaría tomar un café? —le pregunta con voz alegre. Él da un suspiro.

El rubio miro serio a la nada.

—Claro..

(...)

—¡Ho-hola Jimin! —hizo una pequeña reverencia para mirarlo.

Lie. 〖 p. jm 〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora