La vida.

2 1 0
                                    


Dos mundos se armonizaban cuando las primeras especies se acentuaban, mientras que el animal de cuatro patas vivía en tierra siendo observado por Ur, otras vidas aparecían en el mar siendo observadas por Undine. Al igual que su hermana, Undine sentía mucho aprecio por la humanidad aunque, en aquel primer mundo que les fue asignado a las dos había más agua que tierra y ni un solo humano, ella sabía que si aparecían, los humanos harían lo posible por habitar ambos lugares. Mientras ocurría, dedicó su tiempo a simplemente observar y aprender.

De pronto un día varios pedazos de tierra se desprendieron del único continente existente y fueron arrastrados por las corrientes a través del mar, Undine observó con asombro como a pesar de estar lejos de la tierra firme, estas tierras no se comenzaron a hundir si no hasta algunos meses después cuando la vida en ellas se marchitaba por completo. Curiosa por esto, Undine le pidió a su hermana que le enseñara a compartir su fuerza así como ella lo hacía para hacer crecer los bosques y montañas porque ella sólo sabía fluir con el agua. Gustosa, Ur le mostró la manera.

Así pues, Undine se acercó a los trozos de tierra, les dio vida para que siguieran flotando y esta vida se conectó a la corriente que ya hacía parte de la Diosa. Undine estaba feliz de ver cómo en poco tiempo las islas parecían moverse por su cuenta al conectarse con la corriente, eran pequeñas, pero parecían respirar y cada vez, eran más y más verdes. Estas primeras islas, fueron conocidas más tarde como las 10 islas madre de las islas errantes. 

Habrían pasado quizá 50 años cuando Undine decidió intervenir, la vida dentro de los mares era maravillosa, pero en la superficie podría ser mejor, así que haciendo uso de los conocimientos que había adquirido en todo ese tiempo, reunió las 10 corrientes para que las 10 islas pudieran estar cerca y tomando la energía dentro de cada una la exteriorizó para tratar de darle una forma. Ella ya tenía en mente el nombre que le daría a la primera especie que lograse formar con su influencia, como fueron creados teniendo como base el Soma extraído de las islas, ese día nacieron los 10 primeros Somanos.

Undine les dio la forma humana que tanto apreciaba, aquellos seres que podrían llegar a parecerse tanto a los Dioses debían tener una competencia y que mejor especie que la que ella había creado. Pero, los Somanos sólo contaban con la figura exterior, por dentro no había nada, lo que podría llamarse órganos, cerebro y corazón de un Somano estaban en la isla errante, por ello se creó una fuerte conexión que sería sagrada para ellos, el Somano es su isla y la isla está enlazada a la corriente, la corriente es el mar y Undine es el mar. Un Somano lejos del mar era como un pez fuera del agua. 

Cuando todo estuvo bajo su control, Undine comenzó a darle vida a muchas islas más, una gran parte del continente fue prácticamente consumida en trocitos debido a esto, así que Ur tuvo que pedirle que buscara otra manera o la dejaría sin tierra firme. Undine no se negó y aceptó el regaño por su abuso.

—Cuando tu estás feliz el agua es tan cristalina—la voz de uno de sus hijos llamó su atención y se acercó a la isla para escucharlo mejor—mis hermanos son felices entre ellos, yo solo hallo felicidad cuando me sumerjo en ti—el joven Somano flotaba en el agua junto a su isla, se trataba de uno de los 10 primeros hijos de Undine.

—¿Hay algo que desees hijo mío?—preguntó la joven Diosa complacida por la serenidad del joven y este sonrió.

—Sólo deseo estar siempre a tu lado.

Undine decidió otorgarle conocimiento al joven que parecía ser el Somano más fiel a ella y le dio más forma a su físico. Un Somano no podía ser categorizado como hembra o macho al igual que otras especies, ni siquiera se preocupaban en darle forma a un órgano reproductor porque todo lo que necesitaban era el mar y su isla. Este Somano en especial, tras recibir el conocimiento y bendición de la Diosa decidió darle más forma a su forma y luego pedirle un nombre.

El hijo de la luna y otros cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora