Las cosas no siempre salen como queremos.
Era sábado, el día en que normalmente estaría acostado en su cama, durmiendo, o tal vez viendo algún partido que se haya perdido, quizás leyendo algún libro. Estaría relajado, sin responsabilidad alguna.
En cambio, se encuentra cambiándose de ropa, para ir al campo de entrenamiento el único día que se supone que no esté allí.
Había olvidado ayer, no tiene ni idea de donde, el juego de llaves entre las que estaba la del casillero que tiene en el predio, la única de la que no tenía copia. Del resto, incluida la de su casa, tenía al menos dos, que para su suerte estaban dentro del auto y no en un cajón junto a su cama cuando se dio cuenta de que había perdido todas sus llaves de siempre.
No le hacía ninguna gracia conducir hasta allí en su día libre. Pero si no lo hacía hoy, probablemente alguien de mantenimiento las desecharía sin darle dos miradas. Alguna vez escucho que en sus días libres abrían a eso de las tres para limpiar la cancha, lo cual hacía que no pudiera hacer nada ni por la mañana, ni por la tarde. Suspiro molesto, poniéndose una chaqueta.
Llegó a las tres y media, y vio con alivio que, efectivamente, la puerta principal estaba abierta. Una vez dentro, se metió a la zona de casilleros y se puso a buscar.
Estaba agachado viendo debajo de los casilleros cuando escucho a alguien riéndose:
"¿Sonny?"
Levanto la vista para ver a Romero, de pie en la entrada de la habitación, con cara de alguien que se está divirtiendo mucho viendo a otra persona arrastrarse en el piso.
Son le sonrió también, sintiendo un poco de vergüenza y sentándose donde estaba "Romero. ¿Qué haces aquí? Se supone que es nuestro día libre"
"Lo mismo te iba a preguntar" Romero no dejaba de verse como que estaba a punto de reírse "¿Te gusta venir a buscar monedas debajo de los casilleros en tus días libres?" Se acercó a donde estaba él y se sentó en el banco que tenía cerca.
Son se contuvo de reírse y respondió sin perder el ritmo "Sí, así me compré el coche que tengo, ¿sabes?" se giró para mirarlo a los ojos. "Y la casa también, eso de ser futbolista no da para tanto..."
Se miraron serios.
Entonces ambos comenzaron a reír, Romero inclinándose hacia adelante en donde estaba sentado, cerrando los ojos.
Cuando se calmaron, le dijo que había venido de casualidad, para jugar un poco porque en su casa estaba aburrido, que en realidad no sabía si la cancha estaría abierta. Son también le dijo para que había venido, y Romero le ayudo a buscar las llaves, que resultaron estar en las gradas que dirigían a la cancha. Ni siquiera trato de pensar en cómo habían llegado allí.
"¿No quieres quedarte?" le dijo Romero, con el balón debajo del brazo, cuando encontraron las llaves. Estaba sonriendo, pareciendo algo dudoso de preguntar "Es más divertido si somos dos"
Son lo pensó, y en realidad ya no le quedaban mucho tiempo de su día libre, ¿Por qué no? "Bueno, tal vez un rato" le devolvió la sonrisa.
Un terrible error de su parte, Romero se tomaba en serio el juego y lo empujaba a cada rato, riéndose de que Son al principio no reaccionara. Después de un tiempo, más que fútbol parecía lucha libre, con ambos empujándose para ganar el balón. Si Son se acercaba a la portería, Romero estaría corriendo detrás de él para adelantarlo y a toda costa alejarlo de allí, lo cual era divertido de ver, porque ni siquiera llevaba el equipo para jugar y corría con vaqueros y una sudadera que parecía frenarlo.
Son se dio cuenta, en los momentos en los que estaban cerca el uno del otro, que Romero sonreía solo de lado, y trató de no pensar en lo bien que le quedaba, ni en su risa, ni en como entrecerraba los ojos cuando se reía mirando a Son.
Dieron las seis de la tarde, y le pareció que el tiempo desapareció de repente, ¿Dónde se habían ido las últimas dos horas?
"Yo gané, espero haya quedado claro" empezó Romero cuando él y Son se dirigían a la salida, un poco cansados, pero con la satisfacción que da un partido divertido.
"No creo que se considere ganar al que haya hecho caer a su oponente más veces. Más bien al que hizo más goles" llegaron al estacionamiento "Eso sería una victoria para mí, Romero" se detuvo para despedirse. Romero hizo una mueca al escucharlo pronunciar su apellido.
"Solo dime Cristian" se acercó "Ya tendré mi revancha algún día" ambos sonrieron al mismo tiempo y se abrazaron como despedida, algo común, se dijo para sí mismo Son mientras lo rodeaba con los brazos, algo que siempre hacían, algo normal entre jugadores, aunque le pareció que duro un segundo más de lo necesario.
Se dirigió a su casa, sin pensar en las llaves ni en como se acababa su día libre.
Las cosas no siempre salen como queremos. A veces salen mejor.
estaba viendo el video del cuti sonriendo en bucle y me inspiré
gracias por los comentarios aaaaaaaaajgjba leo todos!! aunque me tarde en responder
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FanfictionEs difícil concentrarse cuando uno de tus compañeros te sonríe todo el tiempo. Slow burn