𝐂𝐋𝐔𝐓𝐓𝐄𝐍 | ❝Venus era la rosa y Cedric la raíz que la mantenía viva.❞
Cuando Cedric conoce a Venus siente una gran conexión con ella. En un intento de cambiar su malévola actitud, se da cuenta de que aún existe humanidad en Venus, pero la chic...
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「 CAPÍTULO QUINCE 」 【LA MALA VIDA】
Se separaron al instante. Por un momento, él creyó que Venus le azotaría de nuevo, pero en vez de eso, Venus quería intercambiar papeles.
Ella se enganchó en la cintura de Cedric con sus largas piernas envueltas en sus caderas. Él la sostuvo y la colocó mejor sobre su posición con sus manos. No separaban sus labios en ningún momento.
Cedric tuvo la grandiosa idea de ir a las cocinas de Hogwarts, la habitación más cercana a la sala común de Hufflepuff, donde ellos se encontraban. Bueno, fuera de ella. Caminó con dificultad con Venus en sus brazos, pero finalmente llegaron, haciéndole cosquillas a una pera para poder convertirla en una perilla y girarla.
No había nadie allí, mucho menos los elfos domésticos, que casi siempre andurreaba por allí alguno que otro.
Puso a Venus sobre una mesa de madera alargada y ancha. Enfrente de ellos se hallaba una chimenea con fuego salpicando chispas. Ambos se miraron entre sí cuando separaron sus entrelazados labios y sonrieron.
Al ser sus mentes unas cochinas, pensaron en que después de aquello, serían como aquel fuego y sudarían más que él; y también que después de lo que harían, no creían volver a hacerlo nunca más...
—¿Una segunda vez?
Cedric sonrió.
—Pero en las cocinas de Hogwarts —la besó y se separó—. Has conseguido más de dos fantasías sexuales conmigo en un día, ¿qué te hará Jacob que no pueda hacerte yo?
Muy en el fondo, ambos sabían que tenía razón. Como Cedric era difícil encontrar en cualquier lugar.
La serpiente y el tejón se desnudaron, volviendo a repetir la acción que, anteriormente, practicaron en el vestuario del campo de quidditch.
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Los muchachos se vestían nuevamente en las cocinas de Hogwarts después de un ajetreado lío de noche. Estaban seguros de que sus gemidos sonaban incluso en la sala común de Hufflepuff.
No les interesaba que los escucharan, mientras estuvieran disfrutando, no había nada más en la vida que les importase mucho más que aquello.
Habían acordado que sería la última vez que intercambiarían fluidos, por así decirlo.
Aunque fue Cedric quien propuso aquella idea, solo para no confundir las cosas aún más. Salieron de las cocinas ya vestidos y se dirigieron a la sala común de Hufflepuff. No llegaron a entrar cuando Venus tomó la muñeca de Cedric.