권-ᴀ³

｡☬ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1 ☬｡

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sᴇᴏᴋᴊɪɴ
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La primera vez que vi a TaeHyung era un adolescente desgarbado de catorce años, piel canela, ojos marrones y un cabello rojo indomable, pero todo un bocón. Yo apenas era cuatro años mayor, y ya había sido un hombre de la mafia durante cinco años, asesinando a varias personas y follando mi debida cuota de chicos. Desde el momento en que NamJoon y yo volvimos a Daegu, ocupados con asuntos de la mafia, no le di ni un segundo pensamiento al rudo mocoso pelirrojo, casi había olvidado todo sobre TaeHyung cuando NamJoon y yo volvimos a Gwangju tres años después para su boda con Hye.

NamJoon se había metido en la cabeza que quería ver a Hye antes de la boda. Oficialmente porque quería asegurarse que estuviera tomando la píldora, pero sabía que en realidad era solo porque estaba deseoso por ver cómo había crecido. Y maldita sea, la chica había madurado muy bien. Pero demonios, en el momento en que entré a la suite, Hye fue la última cosa en mi mente. Mi mirada se fijó en el chico descansando en el sofá, sus piernas cruzadas casualmente y apoyadas encima de la mesa de café. De repente, el recuerdo olvidado por mucho tiempo de su rudeza resurgió y también mi interés en él. No era el torpe chico desgarbado que solía ser. Definitivamente ya no era desgarbado.

A diferencia de la mayoría, sabía que él no estaba impresionado por mí. Para ser honestos, me miraba como si fuera una cucaracha a la que quisiera aplastar bajo sus botas. Con una sonrisa, me dirigí directamente a él. Nunca huyo de un desafío. Especialmente un desafío tan caliente como Park TaeHyung. ¿Qué era la vida sin la emoción de quemarse?

TaeHyung se enderezó de inmediato, sus botas negras aterrizaron en el suelo con un golpe sordo y luego entrecerró sus ojos hacia mí. Si pensó que eso me detendría, estaba completamente equivocado. Desafortunadamente, la hermana más joven, Seori, se metió en mi camino y me dió su versión de una sonrisa coqueta.

—¿Puedo ver tu arma? —dijo ella. Y a la mierda si TaeHyung hubiera preguntado eso, porque un millón de respuestas inapropiadas habrían salido de mi boca, pero Seori era demasiado joven para ellas. Qué desperdicio de oportunidad.

—No, no puedes —dijo Hye, antes de que tuviera la oportunidad de encontrar una respuesta adecuada para esos oídos más jóvenes. Siempre tan apropiada esa chica. Gracias a Dios, mi padre la había elegido para NamJoon y para ser sinceros, a mí no me iban las chicas.

—No deberían estar aquí a solas con nosotros —murmuró TaeHyung, sus ojos movieron de NamJoon hacia mí. Demonios. En serio, tenía algo diferente—. No es apropiado.

NamJoon no pareció muy impresionado con él. Era evidente que acababa con sus nervios. Algo que él y yo ya teníamos en común.

—¿Dónde está DonSeok? ¿No debería estar custodiando esta puerta? —preguntó NamJoon.

—Probablemente está en el aseo o fumándose un cigarrillo —dijo Hye.

Casi me reí. ¿Qué clase de idiotas trabajaban para los Park? Las cosas en Gwangju parecían seguir reglas muy diferentes. Podía decir que NamJoon estaba al borde de estallar. Había estado muy agitado durante días, probablemente porque sus bolas estaban por explotar.

—¿Sucede a menudo que los deja sin protección? —preguntó.

—Oh, todo el tiempo —soltó TaeHyung, luego puso los ojos en blanco hacia su hermana—. Verás, Seori, Hye y yo nos escapamos cada fin de semana porque tenemos una apuesta de quién puede ligar con más chicos.

Grandes palabras para un chico que probablemente nunca había visto la polla de otro tipo. Por la mirada que NamJoon me disparó, probablemente pensaba lo mismo. Y TaeHyung en verdad no sabía nada sobre mi hermano si pensó que era una buena idea burlarse así de él.