Era de esa manera descarada que tanto le caracterizaba a Agustín que tanto le había atraído. Muy diferente a simple vista, el tipo parecía tranquilo, con una sonrisa fácil, ojos azules, traviesos que prometía demasiada maldad para su pequeño cuerpo. ¿Qué tan malo podría ser? No mucho, se dio cuenta, con el pasar del tiempo dentro de la casa.
Así que, digamo, le era inentendible el porqué de aquella situación. Después del incómodo debate en vivo, frente a miles de personas que lo veían en sus casas. Se había acercado al enano malvado. No estaba nervioso, como no estaba celoso; era entendible el hecho que las cosas podrían cambiar dentro y fuera de la casa, después de todos, parecían realidades diferentes cuando finalmente se percibían. Así acercarse sin saber que esperar con toda la información que recopiló del afuera, no le ponía nervioso. Solo esperaba no alejarse del platense.
"Marcos" elevó la voz cuando se encontraron a medio camino, mismos ojos azules brillantes, misma picardía que vibraba, mismas promesas de maldades y travesuras que se reflejaban, era su Agu después de todo.
"Agu." Contesto, sonriendo con amplitud, dejando que sus dientes se vean, acercándose al más bajo, mientras sus brazos lo rodeaban, actúo por inercia, atraído a hacer lo que necesitaba, lo que quería, apenas después siendo consciente que podría incomodarlo.
"Che, vayan a un hotel." Nacho, ahí estaba su voz y su presencia, sus comentarios mientras sus brazos se negaban de soltar al enano, se apartó a fuerza de voluntad, mirando finalmente a uno de sus... ¿némesis? Dentro de la casa, y un dolor de culo seguramente fuera. "Che Agus, deberíamos ir a tu casa a comer pizza, creo que olvidé mi cadenita ahí la otra noche."
"Invítate cuando quiera, pero si, Coty y el Cone venía a comer antes de ir a Córdoba. ¿También venís Marcos?" La pregunta llegó con unos ojos anhelante, dejándolo tranquilo por unos segundos incapacitado en responder por sus ideas alocadas solo asintió con la cabeza. "Perfecto, ven vamos."
Podría decirse que estaba inmerso en sus pensamientos, perdido en los hilos de querer darle sentido a su pequeña crisis. ¿Nacho olvidando algo en la casa del Agu? No menos importante ¿Durmiendo con Agustín? Si sus cejas se fruncían, o su mandíbula se endurecía, no eran por celos. No, él era posesivo, siempre lo había sido, desde que era un mocoso, terco y enojón, desde que su madre le compraba algo, y sabía que era suyo, no se lo iba a compartir con nadie, desde sus apuntes, porque era él quien invertía el tiempo, sus libros, y su esfuerzo ¿por qué tendría que darlos? Con su ropa incluso, hasta donde sabía, por extraño que era no le importaba compartir con Agustín y a veces con Thiago, si sabían cuidarlos.Pero esto, algo andaba mal en él. Agustín no era una cosa, no era un objeto, no era fuente de sus esfuerzos. Entonces ¿Por qué quería buscar la manera de demostrar al rubio que Agustín le pertenecía de alguna manera inexplicable? Estaba ahí alterando su sistema, poniéndolo de cabeza, provocando que, su tan calmado temple se quebrara mientras la mano bendita de Juan Ignacio rodeaba los hombros del primo, y ambos se reían descaradamente. Esto ya había sucedido, y se convenció que era parte de la casa. Agu era su pilar, su estabilidad en medio de personas desconocidas que no le daban las mejores vibras, y el platense era diferente, lo es, pero esa no es la cuestión. ¿Por qué las emociones perduran aún fuera de esas paredes que parecen tragarte con el pasar de los días?
El universo, Dios o lo que estuviera de turno en esos momentos, no le ayudaba. No cuando iban todos en una camioneta, apretujados, y el primo casi prácticamente parecía estar encima de él. No le incomodaba, todo lo contrario, dejó su mano caer sobre el muslo del platense, sintiendo como se tensaba bajo su tacto, y esa parte retorcida, tan oscuro lo disfrutó.
"¿qué te pareció todo, primo? ¿Te dieron canje? Seguramente sí, pero si te dan dulces ¿Me los darías?" Coty, ella siendo ella incluso afuera, caprichosa y mimosa.
Solo soltó una risa baja, moviéndose mientras pegaba parte de su torso contra el brazo del mayor sentado a su lado, dejando que su mano se moviera de manera sutil, ahí estaba, ese temblor sutil bajo su tacto, la tensión sobre los hombros del hombre a su lado, esas señales de querer huir lejos de él. Su sonrisa se agrandó encantado bajo cada reacción.
"¿Te dan dulces? ¿También me va a compartir a mí, no Marcos?" Nacho alzó la voz, metiendo la cuchara donde no le llaman.
"Usted ya tuvo lo suyo, es mi momento de disfrutar cuanto quiera." Su mirada estaba en Constanza, quién sonreía con esa maldad tan peculiar, sin romper el contacto de sus ojos mientras hablaba, porque ella sabía que no le había respondido a su pregunta sino a Nacho. La risa de Coty no se hizo esperar, estallando dentro del vehículo, mientras negaba con su cabeza, sacudiendo sus rubios cabellos.
"Ay primo, usted siempre tan mezquino con todo." En tono fingido Coty miró al platense por unos segundos."No prima, solo con lo que es mío."Si Agustín se removió en su sitio lo ignoró, si se bajaron del coche demasiado cerca se hizo el desentendido, si su brazo se posó sobre los hombros del mayor antes que otro venga a robar la atención, no le dio importancia, porque era normal, él era así, luego pensaría que debería hacer. Ahora en su mente, el Agu le debía toda la atención que no había tenido durante su instancia dentro de la casa ¿de qué manera? Él era codicioso y posesivo, así que tomaría todo lo que podría del enano, incluso si este deseaba escapar, tomar su distancia, intentar apartarse por miserables segundos de su lado. No lo iba a permitir.
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Possessivum
FanfictionPorque Marcos no es celoso. No, el mezquina lo que cree que es suyo. Pero no es celoso, incluso si hay cosas que no le gustan, aunque otros digan que lo es. Pero nadie realmente lo conoce. Final de Gran Hermano.