Erling la miraba embobado, apreciaba cada detalle de aquella mujer sin que las demás personas en esa tribuna se percatasen. No podía creer que la 9 del equipo femenino del City fuese así de asombrosa. Como se desmarcaba de la defensa, como bajaba cada pelota que le tiraban, como soportaba cada patada asesina para no cortar la jugada. Pedía la pelota todo el tiempo y, cuando se la daban, hacia magia con ella. Era todo lo que el 9 perfecto de Guardiola debía tener y eso, claramente, lo puso nervioso.
¿Para esto los trajo Pep? ¿Para que la vean a ella?
Anoche les pidió a Julián y a él que se despierten más temprano de lo usual, los sacó de la concentración y los llevo a ver el partido del equipo femenino. ¿Intentaba alentarlos o regañarlos?
No es que Haaland dudara de sí mismo, pero luego de los malos resultados... si, dudaba de sí mismo.
Alison. Así se llama. Por alguna razón, al escuchar su nombre lo impacto la sensación de que ya conocía a alguien llamado así. En su mente escucho fuerte y nítido.
—Ven, acompáñame a ver la luna en mi ventana —era la voz dulzona de una mujer.
—Tengo la impresión de que esta luna ya la he visto —la suya le contestaba.
—Por alguna extraña razón, yo siento lo mismo cuando me encuentro con usted.
Erling sólo atino a ignorar las voces en su cabeza, seguramente era una mala jugada de su mente.
Había finalizado el partido y las muchachas habían ganado el Derby, estaban reunidas en el centro de la cancha festejando, Alison se dirigió a su entrenador que estaba más que satisfecho con el resultado. El DT le indico con sus manos que la siguiera y ambos caminaron hasta la entrada del vestuario, detrás del monitor del VAR habían tres hombres esperándolos, pero uno en particular llamo su atención. Alto y rubio, parecía un gigante al lado de los otros dos. Lo miro rápidamente, ya lo conocía. No. No lo conocía... ¿lo conocía sí o no? Lo volvió a mirar detalladamente, entonces recuerdo le vino a la mente...
Hacia un calor exhaustivo, se veía obligada a usar esos vestidos que más que vestimenta, parecía una prisión. Camino unos metros hasta llegar al muelle, se alegró ya que recién había empezado el mercado de esclavos. Primera oferta, una mujer... bonita, caderas anchas, pelo ondulado. No era lo que buscaba. Segunda oferta. Un hombre muy robusto, alto y rubio como el sol. Se acercó y lo observo para buscar algún defecto. En su lugar encontró unos maravillosos ojos color azul, esos ojos lograron llevarla a otro lugar, otro tiempo, otro mundo. Quedo encandilada con ese esclavo. Sin preguntar el precio previamente, lo compró. Ahora le pertenecía.
Alison no le dio mucha importancia a esa secuencia, creía que sólo había sido producto de su imaginación. Mantuvo una pequeña charla con el DT, Pep se había desarmado en elogios para ella. A lo que solo correspondió con una sonrisa falsa. Los jugadores, en cambio, permanecieron en silencio hasta que su entrenador decidió darle fin a su pequeño monólogo.
Alison no era estúpida, entendió perfectamente lo que Pep hizo con sus delanteros usándola a ella. Cosa que no le gusto para nada. En su punto de vista, tanto el noruego como el argentino eran jugadores brillantes que estaban siendo desperdiciados por el sistema obsoleto de Guardiola.
—¡Hey! — les gritó a los dos jugadores, pero solo Haaland se dio vuelta para escucharla —No le prestes atención a sus críticas, no va a entender que el problema no son ustedes.
Erling se quedo petrificado sin saber que decir, las palabras de Alison eran exactamente lo que necesitaba.
— Gracias —él le respondió, ella levanto la vista y lo observo.
Alison ya había visto esos ojos antes, en el muelle. Haaland reconoció esa voz en tono dulce, le pertenecía a la muchacha de la luna. Ambos sonrieron al reconocerse. Al fin había llegado el momento de empezar vivir lo que ya paso.