Prólogo

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Había perdido la cuenta del tiempo que había pasado desde que comencé a sentir que él no me quería, que no me mimaba, que no me hacía feliz... Me sentía insuficiente. No sólo como pareja, si no como madre, como profesional, como mujer... Me miraba al espejo y no veía ni rastro de la que algún día fui, me desconocía, me odiaba.
Comencé a hacer introspección y a pensar en lo que me hacía feliz, en lo que realmente quería...
Y esa noche, en mi soledad, de pie y frente al reflejo íntimo del espejo del baño, me entregué a mi cuerpo y a mis fantasías, totalmente desnuda, mojada aún tras la ducha.
Mis pechos firmes y duros, hambrientos de la calidez ágil y escurridiza de las yemas de mis dedos, exploraban cada rincón de mi cuerpo, colmando de caricias un clítoris poco mimado en los últimos meses, al son del vaivén de un océano de lava que escurría entre mis muslos... Con ella saliendo de mis más recónditos pensamientos... Y esa noche, fui consciente de que todas mis fantasías, todo lo que sentía, todo mi ser, inevitablemente, todo me llevaba a ella...

HORMONAS TERMINADAS EN -INADonde viven las historias. Descúbrelo ahora