- A ver chicos, tengo 2 bracitos... Y Mariam tiene otros 2, ¿Somos una molécula estable y feliz?... -
- ¡Sí! - contestó la clase al unísono. Había perdido la cuenta de las veces que había explicado eso, al igual que las veces que había explicado el sistema endocrino... Pero me pedían explicar lo mismo una y otra vez. En realidad no me molesta que me pregunten, para eso estoy, pero siento que es problema mío. Siento que no me explico bien... Me encontraba bastante desanimada.Había terminado la clase, no podía evitar sentirme incompetente. Llevábamos semanas atascados en ese tema y debíamos avanzar, ya que en pocos días comenzaban los exámenes.
Sentía un nudo en la garganta, que al ver a mis compañeros en la sala de profesores se me hizo imposible deshacer. Siempre trataba de sonreír, de dar mi mejor versión, aunque la noche anterior hubiese discutido con Ángel y no hubiese pegado ojo.
Últimamente siempre discutíamos, casi siempre por las niñas. Ser madre es una de las cosas más gratificantes y duras que he hecho en mi vida, y pese a que las amo con todo mi corazón, sabiendo lo que sé me hubiese pensado si tener hijos con Ángel.
En realidad, jamás me planteé estar con un hombre, me había criado en un pueblo de Granada, rodeada de hombres, en un patriarcado incontrolable que me hacía plantearme mucho las relaciones y a quien le dedicaba mi tiempo. Aunque en realidad tampoco pasó por mi cabeza nunca lo de estar con una mujer... Siempre me vi muy libre, muy independiente, sin nadie a mi lado, pero cuando Ángel llegó sentí que era el momento. Me despertó el reloj biológico y de golpe empecé a tener mucha prisa para todo... En menos de 6 años nos habíamos casado y ya habíamos tenido a nuestras dos hijas, Ana y la pequeña Laurita.
Quitando la maternidad, en todos los demás ámbitos me sentía bastante incompleta. Había perdido el deseo, la pasión, no me gustaba mirarme al espejo, me sentía muy fea. Profesionalmente me sentía también muy estancada, tras haber sido farmacéutica varios años decidí sacarme el máster de profesorado en busca de algo nuevo. La oficina de farmacia no me dejaba expresar todos mis conocimientos como quisiera, era más práctico, estaba harta de explicarle a los viejitos de la manera más apasionada como el sintrom iba a hacer que su sangre no se coagulara cuando la realidad es que ellos solo querían contarte como estaban sus nietos y media familia, y a veces ni eso, la medicación y a casa...
La docencia me permitía hablar, expresarme, compartir conocimientos, enseñar y sentirme orgullosa de los logros de mis alumnos... Me gustaba eso. Me apasionaba mi trabajo, pero últimamente había cosas que no me dejaban ser como me gustaría, mis problemas matrimoniales extrapolaban a todos los ámbitos de mi vida. La falta de confianza y de autoestima me hacía sentir insegura la mayoría de veces a la hora de dar clase y no sabía cómo poder salir de ese bucle...
Para colmo la actitud de mi jefe ante esta etapa de mi vida tampoco ayudaba. Fernando había amenazado con que me pusiera las pilas unas cuantas veces durante este trimestre de las peores maneras posibles. Tras años trabajando allí y dando lo mejor de mi, me asombraba su despotismo... Aunque en realidad no se de qué me sorprendía, siempre ha sido así. Es un hombre ególatra, que se cree el mejor por haber conseguido ser el director de una institución y que pisa a quien esté por debajo a toda costa.
Siempre me he considerado alguien optimista, pero con todo esto me sentía completamente anulada, como si ya no fuera ni emisora ni receptora de luz... Solo era una sombra.
- Hola guapa, ¿Qué tal te ha ido esta clase? - Me dijo ella sonriendo. Esa sonrisa si que era luz verdadera. Flora era mi compañera de trabajo, pero era mucho más que eso, era mi amiga, mi confidente... Siempre habíamos estado ahí la una para la otra, jamás había sentido una conexión así con nadie.
- Bien, estoy muy cansada. -
- ¿Seguro que bien? ¿Qué ronda por esa cabeza?... - Era imposible engañarla.
- No sé Flora, estoy un poco agobiada, he tenido que explicar 7 veces lo mismo en 1 semana y tenemos los exámenes ya aquí. No se si el problema es mío.. O qué. - Cogió mi mano, con firmeza, transmitiéndome seguridad y confianza.
- Mariana, sabes que siempre has sabido transmitir bien, confío en ti, realmente no es porque hayas explicado mal, este tema será más complicado y les está costando un poco más... ¿Sí? - Siempre sabía cómo calmarme y quitarme de un plumazo esa nube gris que a veces llevaba encima con una facilidad asombrosa. Con su mano acarició mi cara suavemente.
- ¿Quieres que vayamos al bar y nos tomemos un café y así charlamos más tranquilas?... - Asentí cogiendo mis cosas y nos fuimos.

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HORMONAS TERMINADAS EN -INA
RomanceLa vida de Mariana, una profesora de anatomía en un instituto de formación profesional, parece estar en su lugar a ojos de la gente: una exitosa carrera, una familia cariñosa y una pasión por su trabajo... Sin embargo, todo cambia cuando conoce a F...