El tiempo es el que es

01. El tiempo es el que es.

Tenía el sobre en las manos, lo miraba por el reverso, volvía a girarlo, lo cambiaba de mano... Parecía que estuviera buscando alguna especie de abre fácil. No conocía el contenido, pero el imaginarlo tampoco me gustaba, no le hacía ningún bien a mi mente. Aunque quizás si leía lo que contenía, de alguna forma me ayudaría a pasar página y vivir mi vida sin que ésta fuera una montaña rusa de sentimientos. Sin darme apenas cuenta comencé un sollozo sordo y varias lágrimas empezaban a recorrer mis mejillas, seguía sin poder pensar con claridad y frialdad y sin derrumbarme a la mínima de cambios. Me sequé rápido los ojos como si no hubiera pasado nada y volví a guardar la dichosa carta en su cajón para ver si, al día siguiente, de nuevo, volvía a realizar el mismo ritual.

-Creo que a este paso lo siguiente va a ser escuchar Álex Ubago mientras me como yo sola una tarrina de helado de chocolate. ¡Vamos Mai! - me dije a mí misma tumbándome como un saco de patatas sobre el sofá, sin darme cuenta que, a pesar de que incluso en los momentos difíciles siempre tenía un comentario ingenioso, las lágrimas seguían en mis ojos.

Durante todo este tiempo mi sueño había sido muy irregular, muy de extremos. O no conseguía dormir aunque notaba que estaba físicamente destrozada, o sin previo aviso se me cerraban los ojos y al despertarme me sentía totalmente perdida, tratando de recordar cuándo me había quedado dormida. Quizás el problema era que odiaba quedarme dormida porque era incapaz de evitar el sueño que, por desgracia, me hacía volver a revivir todo lo ocurrido aquel día.

'Me despierto como cualquier domingo, ni muy pronto ni muy tarde, aprovecho para vaguear y perder un poco el tiempo entre lecturas, dibujos o televisión. Mi móvil sonó y lo cogí rápido. Era un mensaje de mi mejor amigo, lo cual al principio me alegró muchísimo y lo abrí. La alegría se fue a la milésima de segundo. Parecía citarnos a varias personas en un lugar, justo en ese mismo instante pero sus palabras no eran del todo normales. ¿Qué estoy diciendo...?, no eran nada normales. Lo primero que hicimos fue llamar a la policía y salir corriendo hacia aquel lugar.

Llegamos antes que la policía pero después que sus hermanos y su novia. Lo siguiente que nos encontramos no era del agrado de nadie. Eché a correr hacia adelante, todo lo rápido que podían mis piernas aunque, fueron unos segundos eternos. De repente me encontré de rodillas, llorando y gritando, sin creer lo que estaban viendo mis ojos. Empezaron a llegar más personas, familiares y amigos y empezaban a hablar entre ellos a voces, el nerviosismo y el llanto era algo que predominaba en aquel momento. Aunque yo, sin poder hablar, sin poder pensar, no apartaba la mirada del mismo sitio.

El árbol era grande, robusto y alto. La cuerda atada a la perfección y el nudo hecho a conciencia. La presión que seguía ejerciendo en el cuello de amigo seguía siendo fuerte pero, por algún motivo que desconocía y desconozco, su cara transmitía tranquilidad y felicidad.

Alguien me mostró un sobre con mi nombre. Yo lo cojo sin pensar en lo que puede ser, ni siquiera me doy cuenta de que es su letra pero... ¡qué cojones! No podía pensar en nada más que en dos palabras: '¿Por qué?'. Mi mente y mi vista empiezan a nublarse y los sonidos y llantos que escucho se distorsionan todos juntos, queriendo ser sólo uno, y hacen un sonido desagradable que me empieza a marear y de repente veo todo negro.'

Esa es en la parte en la que me levanto, me siento de repente con sensación de asfixia y empiezo a respirar exhausta, como si alguien hubiera estado tapándome la cara con el cojín durante todo el sueño. Incluso mi perro empezó a ladrar y a corretear a mi alrededor al verme tan agitada.

-Tranquilo, pequeño, estoy bien. - le dije mientras le cogía y le ponía en mi regazo. ¿A quién pretendía engañar? Sólo vivía con mi perro y podía decir que era quien más me importaba en ese momento y el ser que más y mejor me conocía.