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02 de Octubre del 2021_

Casi cuatro horas de camino en auto.

Lo había disfrutado demasiado. Pasaron por comida basura y el chófer de JiMin los dejó poner música en la radio conectada por Bluetooth al fantástico teléfono de YoonGi que ya estaba registrado en el tablero.

Durmieron el resto del camino hasta que finalmente llegaron a una zona privada donde tenían que cruzar primero por la seguridad del área. Quien iba al volante despertó a los jóvenes para que mostraran su identificación, en especial JungKook, pues era un visitante nuevo que jamás había cruzado ese muro. Hacen una rápida anotación de datos en caso de cualquier imprevisto y finalmente le abren paso para seguir conduciendo hasta el centro de sus calles.

El pelinegro miraba por la ventana lo espléndido que era el lugar lleno de enormes casas en colores perlados y plateados, no podía faltar lo bien arregladas que estaban las área verdes de los jardines y los espacios entre cada vecino. Todo era tan limpio y elegante que podría desmayarse allí mismo sin problema.

No tardan mucho en dar vuelta y estacionarse frente a la cochera de la décimo tercera mansión de dos pisos en completa porcelana. YoonGi sale del vehículo al saber que el hombre de traje no le abrirá la puerta, ya que baja las pertenencias de su invitado, quien se mantiene en estado de shock por la belleza arquitectónica que ven sus ojos. Este le sigue el paso hasta el centro del estacionamiento, justo a unos metros de la puerta principal de madera.

—Genial, ¿no?

—Santo cristo, esto es- —no tenía palabras suficientes para describirlo—. Woah…

—Y no has visto el interior —le agradece al rubio con las maletas antes de tomarlas, dándole el honor de que les ayudara con la puerta—. Es jodidamente maravilloso.

Ambos jóvenes ven al hombre musculoso abrir el mismísimo hogar de lo pulcro. Lo primero que deslumbra para la vista del menor, son las dos escaleras imperiales de porcelana rodeadas de cristal, y sobre ellos un candelabro en espiral que termina cerca del segundo piso. En el centro un arreglo floral de dos metros de altura.

—No imaginas la cara que puse cuando vine por primera vez —ríe ante el recuerdo, girándose hacia su amigo—. ¡Justo esa expresión! —apunta los brillantes y grandes ojos del menor analizando cada detalle de su alrededor y sus labios ligeramente separados—. Vamos, JiMin debe estar en la cocina.

Caminando derecho bajo las escaleras, llegando a la sala de estar de sillones color perla antes de toparse con la gran piscina al otro lado de las puertas corredizas de cristal.

JungKook no estaba seguro de usar la expresión "debo cerrar la boca o entrará una mosca en ella" porque duda demasiado que haya una tan siquiera.

—Creí haberte dicho melón, no mango —una suave voz que parece molesta ha llegado a sus oídos, junto al movimiento de varios empleados a su lado derecho, donde encuentra un gran cambio de paleta de colores cuando pasa de la sala a la cocina. Sus muebles en un color negro y domésticos de un gris oscuro, sin dejar de lado algunas decoraciones en rojo vivo—. ¿Me estás diciendo mentiroso? ¿Acaso deberías cuestionarme tan siquiera?

Jeon supone que se trata de JiMin al identificar rápidamente esa cabellera rosada. Lleva puesta una camisa blanca de vestir bajo un chaleco de lana negra, su pantalón del mismo color y unas grandes botas de látex fucsia que lo hacían ver de la misma altura que el pelinegro.

𝑩𝒂𝒃𝒆, 𝑰 𝑵𝒆𝒆𝒅 𝑼 [ KookTae ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora