Prólogo

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El cielo empezaba a pintarse de tonos cálidos, una ligera brisa movía las hojas de los árboles, ellos echados bajo el mismo árbol de olivo, él miraba con detenimiento los ojos de la pelirroja mientras sostenía su mano, ella le sonreía de manera dulce, sus ojos le reflejaba calidez.
No nesesitaban palabras, sus mirada se decían todo, ellos solo sonreían y de rato en rato miraban el cielo, cielo que a él le encantaba, y a ella le gustaba verlo perdido mirando a ese hermoso cielo de tonos rojizos, me encantaba ver cómo sonreía encantado mirándolo, cómo sus ojos brillaban. Podían pasar fácilmente toda la tarde ahí, rodeados de flores, echados en el césped y mirando el atardecer.

La noche empezaba a hacerce presente, el viento soplaba más fuerte y los dos jóvenes caminaban al regreso a casa de la pelirroja. El camino era agradable, iban tomados de la mano mientras conversaban sobre las cosas que tenían que hacer esa semana, el pelinegro no hablaba mucho pero le fascinaba ver la joven de estatura Minion hablar sobre las cosas que haría y de todo lo que quería hacer con brillos en los ojos, para él escucharla hablar con tanta ilusión y de manera efusiva lo era todo.

- No te estoy aburriendo verdad- dijo la joven mientas lo mira a un tanto apenada.

- No, para nada, me gusta verte hablar, es adorable- dijo el contrario sonriendo y plantando un beso en su frente

- ella sonrió mirandolo con cariño- me alegra saber que te gusta escucharme y no te aburres -dijo mientras soltaba su mano para buscar en su bolso la llave de su hogar-

- Y a mí me alegra verte contenta, sonriente, tranquila, eso lo es todo para mí linda

Bajo el árbol de OlivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora