Más Que Compañeros

Primera vez

Sanji

Estoy besando a Nami, sus labios son suaves con un sabor dulce que me hace pensar más allá que esto, siento que se me para y de repente... abro los ojos y estoy besando a Zoro. Me mira molesto y antes de que diga algo suelto

—Perdón tuve un sueño raro—digo con vergüenza y con la cara roja

—¡A mi qué mierda me importan tus sueños, no me estés besando!— después de gritarme se gira caminando hacia la puerta

Siento un dolor desde abajo, es mi pene parado, necesito bajarlo. no sé en qué momento pasó, si fue el sueño o porque me excité al saber que estaba besando a Zoro. Nunca había experimentado esta sensación tan incómoda.

Voy al baño para masturbarme y quitarme este dolor, pienso en Nami y es estúpido, porque no logro excitarme, se me viene a la mente todas las mujeres que he visto en mi vida, que son hermosas pero ninguna logra excitarme lo suficiente para poder acabar y lo que hago es recordar la situación con Zoro, logro agitar hacia delante y hacia atrás ahora más rápido y me corro con abundante semen.  Ni con la mujer más bella había eyaculado tanto esperma, me siento raro y culpable, no tengo porque excitarme por Zoro.

Medito sobre lo que acabo de hacer mientras me ducho. Debería dejar de estar pensando en eso, solo fue esta vez, aunque es raro, lo mejor sería dejar pasarlo.

Salgo, me visto con uno de mis trajes elegantes, para ir directo a cocinar, ya todos los chicos deben estar despiertos y hambrientos. Me dirijo a la cocina y doy un brinco del susto, al encontrarme con el marimo, que está durmiendo en el comedor.

Paso con cuidado, para no despertarlo pero no me percato de que me ha halado el brazo con fuerza y ahora estoy encima de él.