†
Nací un día de lluvia, un día donde las nubes tapaban hasta el último rayo de sol y donde después de mi primer llanto, salió un arcoíris.
— Este niño siquiera llora, está muerto.
Ups, creo que no nací llorando.
Hay un niño de unos aproximados ocho años dentro de una cajita y ese soy yo. Phillip Pirrup, o al menos con ese nombre aparecí.
— Tírenlo al jodido mar, no quiero volver a verlo.
Mi hermana me lanzó al mar dentro de esa cajita en compañía de su pareja. Solo recuerdo eso.
Me fui flotando. Sí, un niño británico flotando en una cajita desde Stratford hasta South Park, buscando el sueño americano.
No, es broma. Me sacaron sin mi consentimiento de mi continente natal.
Y aquí llegué. Para la sorpresa de quiénes me miraban con confusión, logré liberarme de la caja por mi propia cuenta y salir de ella con tranquilidad. Observé todo, analizando el ambiente y, en cuanto noté lo diferente que era a mi pueblo natal, me di cuenta de algo.
Mi familia me había echado de mi propio país.
Y no sabía donde estaba. Y tenía frío, y hambre. Vayamos a saber cuanto tiempo floté en ese lugar, en el extenso océano hasta llegar aquí.
Y aún así me sentí feliz. Tranquilo, como si hubiera sido un milagro estar con vida y poder todavía caminar.
— ¡Hola! — saludé a las personas que con el tiempo empezaron a ignorarme. Ninguno me echó una mirada o siquiera me preguntó si estaba bien — ¡Soy Phillip, hola! ¿Alguien...?
Sí, pronto choqué con la dura realidad.
Era un niño huérfano, solo, en South Park.
†
Así que esa noche, dormí en la misma caja que me había arrastrado casi cinco mil kilómetros. No me molestaba, total el clima no estaba tan horrible.
Usé mi boina como almohada y reposé mi cabeza ahí, intentando dormir un poco después de un atareado viaje. ¡Disculpen, es que la caja se movía mucho y me daba náuseas!
— Hey, niño. No puedes estar aquí. — la persona sacudió la caja y me sacó con brusquedad. En cuanto soltó mi brazo, lo miré — tú no eres de este lugar...
Le sonreí, intentando verme agradable, más solo transmitía temor.
El señor se llama Stuart McCormick. Es un señor de bigote, sombrero chistoso y actitud grosera. Aún así se veía como un buen tipo, humilde y con sus principios, y así fue como describí a sus hijos. Kevin, Kenny, y Karen.
Me invitaron a cenar. Su esposa, Carol, me dió un waffle recalentado pero no me molestó para nada comerlo. Tenía mucha hambre, tanto que si pudiera me comería al hijo del medio de la familia, Kenny.
Y después de la cena, la pequeña Karen me llevo al baño y me lo permitió usar para que me diera una ducha. No tenía más ropas que con las que me habían echado de Reino Unido, por lo que tocó usar la misma camisa blanca, abrigo rojo y tanto decoraciones como pantalones marrones.
— ¿Ya terminaste, Pip? — me preguntó Karen, detrás de la puerta.
¿Pip? Suena chistoso. Nunca había tenido un apodo.
— ¿Pip? — le pregunté.
— Sí, Pip. Tu nombre es Phillip, ¿No es así?
"Pip", no sonaba tan mal. De hecho, lo consideré un bonito detalle que tomaría de por vida. Pip se transformó, dentro de este pueblo grosero pero que en el fondo tenía algo de corazón, un bonito, distinguido, y carismático apodo. Pip Pirrup.
Pip... Pirrup.
Pip, un niño con pequeños sueños pero grandes esperanzas.
Nota de Akemi:
¡Hola!
Después de tanto tiempo, he decidido volver con un nuevo fanfic.
El fanfic no abarcará nada relacionado al AU de Hell Park o derivados. Únicamente los capítulos de la serie y datos canónicos proporcionados por el equipo de South Park.
Desde ya, gracias a quiénes leyeron Escudo de metal y les gustó. Espero este fanfic sea de su agrado, y disculpen la tardanza.
ESTÁS LEYENDO
Pequeños sueños, grandes esperanzas. ▸South Park Fanfic◂
FanfictionFanfic Dip. Cuando Pip Pirrup, un dulce niño huérfano, recibe la visita del mismísimo hijo de Satanás para presentar la oportunidad de salvar su pueblo de la pronta destrucción, a manos de un malvado Eric Cartman, él no lo duda dos veces. Dibujo...