Capitulo I: Desde Lo Más Profundo De Mi Ser

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El Lan realmente no sabía que sentir, aún se encontraba sentado en su cama con el cuerpo dormido de su mejor amigo a un lado, en su cuerpo se encontraban las marcas de lo que sería su última noche juntos.

Su última noche juntos...

¿Qué significaba ese sentimiento que oprimía de manera dolorosa su pecho? Se levantó cuidadosamente de la cama y quitó con cuidado los brazos de Jiang Cheng que lo rodeaban, escuchó un quejido por parte de su compañía y se dió la vuelta, ya que la luz del día acariciaba su rostro. Camino por su habitación y para ver su reflejo desnudo en el espejo, las marcas eran de un rojo suave que lo hacían parecer pétalos acariciando su piel, abrazó su propio cuerpo mientras posaba sus dedos en los que quedarían como recuerdos... Que poco a poco se irán desvanecido para luego ser nada.

Desearía que se quedarán para siempre, en su cuerpo como el hermoso recuerdo de su calma, no estaba hablando del sexo en si, si no en la conección que hay más allá, como sus miradas se conectan y de lo avergonzado que aveces se llega a sentir cuando el menor con sus ojos violeta no dejaba de observarlo con dominación. Cómo con sus manos y boca encontraban la manera de complacer al otro, la necesidad mutua que sentían cuando se estaban liberando o como comenzaban otra ronda sin desenfreno.

La confianza que ellos tenían a la hora de la intimidad, Lan Xichen sentía que no podría conseguir algo igual, como los dos empezaron a sentir placer con el dolor  fue algo inexplicable pero a ambos les encantó.

Mientras sus pensamientos se hacían más profundos Lan Xichen se estaba arreglando luego de bañarse, para quitarse los líquidos secos que habían quedado entre sus piernas y muslos, se sentía más fresco luego de eso.

Pero igual se sentía pesado con todo lo que estaba pasando.

Su corazón le gritaba ¡No dejes que se vaya! Pero era una pequeña parte la que decía aquello, su razonamiento le dictaba que era lo mejor, no siempre se podría aferrar al cuerpo de Jiang Cheng cuando se sienta mal, el tiene que hacer su vida.

Les habían traído el desayuno a ambos y Lan Xichen camino con las bandejas en  las manos y las colocó en la mesita, se acercó a la cama donde el Jiang lo miraba con aquellos penetrantes ojos violetas, el Lan no pudo evitar tragar grueso al verlos.

Eran como dos gemas perfectas bañadas por la luz de la mañana.

— ¿Ya está el desayuno? —el Lan solo se limitó a asentir.

El de tez bronceada se levantó de la cama sin ánimos, su cuerpo de encontraba desnudo, sin algún tipo de vergüenza el Jiang camino al frente de él mientras se estiraba, sus músculos se estiraron hacia arriba, las marca de su cuerpo son más rojas que las de Lan Xichen, eran de un rojo fuerte pasando a ser morado, Jiang Cheng le dió la espalda y el de ojos ocre casi escupe su té al ver cómo los líquidos salían de entre sus nalgas, como aquel líquido blanquecino se deslizaba de manera deliciosa entre los tonificados muslos del jiang, sus redondos glúteos encontrándose rojos por la constante fricción de sus cuerpos.

Lan Xichen tuvo que contener las ganas de meter sus dedos en su magullado culo para que su semen no saliera de sus entrañas.

Jiang Cheng regresó luego de haberse aseado con unas túnicas nuevas, se sentó frente a él y empezó a comer.

En estos momentos era cuando el mayor amaba las reglas de su familia, no hablar mientras se come.

El ambiente se sentía incómodo.

Luego de que terminarán de desayunar, los sirvientes le notificaron a Jiang Cheng que su hermana estaba allí para buscarlo y simplemente asintió esperando que se fuera para quedarse a solas con Lan Xichen nuevamente.

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